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Los adolescentes socialistas que quieren “salvar el mundo”

adolescentes socialistas - El American

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Tienen tres, cuatro, hasta cinco comidas al día sobre la mesa sin tener que trabajar, no pagan por el techo que tienen sobre su cabeza, muchos tienen un carro del año, pero no han contribuido en nada para esto, ni mucho menos han pagado por las autopistas estadounidenses en las que utilizan sus vehículos. Han crecido en ciudades desarrolladas con miles de oportunidades laborales, que tienen vecindarios seguros, con un gran equipo policial, abastecimiento de agua, electricidad, internet, gas, y mercados abastecidos, pero nunca han tenido que dedicar una hora de su vida para que todo esto se haga realidad, viven mantenidos por sus padres, pero aun así están completamente convencidos de que el socialismo es la mejor opción para Estados Unidos, y claro, el mundo.

En el año 2018 según un sondeo de Gallup, un 51 % de los jóvenes estadounidenses se sentían a favor del socialismo; e incluso, en una encuesta realizada por YouGov, un 70 % de los jóvenes norteamericanos dijo que votaría por un socialista, lo que habla de la intromisión del marxismo en las aulas. Sin pagar impuestos, sin trabajar, viviendo en las mieles del capitalismo, suena muy hermoso y justiciero el discurso de la igualdad, aunque el traslado a la realidad de estos sueños adolescentes sea el equivalente a un tren desplazando a 300 kilómetros por hora el cuerpo de un ser humano.

En un bosque de Galicia en una época desconocida un hombre sembró un gigantesco árbol de manzanas para alimentar a su familia y a sus vecinos; había decidido que cada día recogería diez manzanas para alimentar a los suyos, y así vivió en abundancia con su esposa y tres hijas durante un tiempo, hasta que sus cuatro vecinos pasando hambre le pidieron que compartiera de sus frutos; el hombre accedió, les dijo incluso que podía ayudarles a sembrar otros árboles, o que podían tomar manzanas del suyo, pero ellos no querían, por lo que le pidieron que les diera al menos el 10 % de su cosecha, a lo que accedió para ayudarles.

Con el tiempo los vecinos siguieron quejándose del exceso de manzanas que tenía el hombre, entonces decidieron formar el gobierno de la comunidad al ser mayoría; ahora el hombre debía darles el 30 % de su cosecha, con lo cual no se sintió cómodo, pero terminó accediendo para evitar un desencuentro violento.

Durante una época vivieron bajo esas condiciones hasta que el gobierno de la localidad empezó a reproducirse, los vecinos tuvieron hijos y ahora necesitaban más manzanas, el impuesto pasó del 30 % al 40, al 50, hasta que finalmente llegó al 70 %, pues todas las familias debían alimentarse del árbol de manzanas, a eso le llamaron “justicia social”.

Por años el gobierno de los vecinos no quiso sembrar árboles ni mucho menos recoger sus frutos, solo estaban interesados en quitarle al hombre que trabajaba su cosecha porque para ellos eso “era lo justo”; el hombre debió reducir sus porciones de comida para poder alimentar a su familia, producto de ello se enfermó y murió. Al morir la cosecha de manzanas comenzó a perderse, nadie sembró más árboles ni recogió sus frutos, la justicia social desapareció con el motor productivo de la sociedad, entonces de a poco comenzaron a morir no solo los miembros del “gobierno justiciero”, sino también la familia del hombre que había sembrado el árbol de manzanas.  

Sí, la fábula la acabo de inventar, es tan solo un ejemplo micro de cómo a escala superior termina resultando el socialismo y la “justicia social”; esto a gran escala ya se ha visto en países como Venezuela, Cuba, Nicaragua, la Unión Soviética, la China de Mao, Alemania Oriental, la Chile de Allende, entre otros casos de diversos países, con distintas condiciones, culturas, recursos, pero que al implementarse un sistema económico socialista termina arruinado.

Hace 44 años en Venezuela se decretó la nacionalización del petróleo y fueron quitándole las concesiones a las empresas privadas, el Estado desde entonces comenzó a repartir las riquezas del país a la población, el resultado de esto es que la economía comenzó a caer en picada y culturalmente el venezolano se acostumbró cada vez más a vivir de las dádivas del gobierno, lo que produjo la llegada del chavismo un par de décadas después, un proceso que hoy ha llevado al 96 % de los venezolanos a la pobreza, a pesar de ser el país con las mayores reservas probadas de petróleo en el planeta tierra.

No obstante, a pesar del fracaso absoluto del socialismo una y otra vez, millones de adolescentes en el mundo siguen enamorándose de sus ideas y tratando de aplicarlas en sus naciones, y Estados Unidos no escapa de esta realidad; a pesar de ser la nación más exitosa y poderosa del mundo entero, hoy por lo menos la mitad de sus adolescentes creen en las ideas que empobrecieron al planeta, en las ideas que combatieron sus antepasados para precisamente brindarles a ellos un mejor futuro.

Los adolescentes socialistas que quieren salvar al mundo deberían empezar por aprender a salvarse a ellos mismos, podrían comenzar por adquirir un trabajo, empezar a producir riqueza y pagar sus cuentas, quizás así puedan entender el valor de las cosas. Después pueden empezar a pagar impuestos, allí podrán decidir si quieren vivir en estados como California que tienen una de las tasas de tributación más elevadas del país, o pueden pensar en sí prefieren vivir en Florida o Texas (estados a los que curiosamente escapan hoy en manada los californianos); después de este proceso, podrían incluso pensar en abrir su propia empresa, allí tendrán una nueva oportunidad de escoger si prefieren registrarla en Delaware o en Nueva York, y si su modelo de negocio es sustentable pagando un 40 % de impuestos, o si resulta más factible generar empleo y riquezas con tasas de tributación por debajo del 18 %.

Por supuesto que nadie va a refutarle sus deseos por salvar al mundo, lo único que les aconsejaría es que se encarguen primero de conocer realmente el mundo y cómo funciona, que aprendan a encargarse primero de ellos mismos y sean capaces de ordenar su propia habitación, antes de intentar generar revoluciones que derrumben sociedades enteras. 

Emmanuel Rincón is a lawyer, writer, novelist and essayist. He has won several international literary awards. He is Editor-at-large at El American // Emmanuel Rincón es abogado, escritor, novelista y ensayista. Ganador de diversos premios literarios internacionales. Es editor-at-large en El American

2 comentarios en «Los adolescentes socialistas que quieren “salvar el mundo”»

  1. Tu cuento dista mucho de un proceso social…
    Es más bien forzar tu punto de vista.
    En Venezuela no se le ha reparyido nada al pueblo .
    Se lo han robado una banda de delicuentes.
    Antes de ir en contra de una ideologia de igualdad social deberías de informarte mejor y ser menos radical.
    No soy socialista ni comunista.
    Pero tu articulo es muy malo y dista mucho de la realidad

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