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Tenemos que hablar de Nickelodeon

Tenemos que hablar de Nickelodeon

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Jennette McCurdy, estrella televisiva juvenil de Nickelodeon en series como iCarly y Sam & Cat, acaba de publicar un libro de memorias titulado I’m Glad My Mom Died, en el que habla sobre su crianza y lo que vivió en el canal infantil. Tras su publicación han vuelto a tomar fuerza los rumores de algo turbio con respecto al posible abuso de menores que podría haber estado sucediendo en Nickelodeon.

nickelodeon jennette mccurdy

Captura de pantalla de la cuenta de Twitter de Jennette McCurdy.

Jennette revela que Nickelodeon le habría ofrecido $300,000 para que no hablara de los supuestos abusos de los que fue víctima durante su etapa en el canal. Según ella, un hombre al que se refiere como “The Creator” habría sido el principal perpetrador de abusos emocionales sobre ella, sexualizándola y ofreciéndole alcohol mientras aún era menor de edad.

Estos turbios comportamientos provendrían de uno de los hombres a la cabeza de la compañía del logotipo del pie. Cada vez más personas aseguran que The Creator sería Dan Schneider, el showrunner de los programas más exitosos de Nickelodeon, quien salió de la cadena en 2018.

De la cabeza de Dan Schneider salieron algunas de las series para adolescentes más populares de Nickelodeon y de toda la televisión, como The Amanda Show, Zoey 101, iCarly, Sam & Cat o Henry Danger; y muchos de sus protagonistas terminaron alcanzando la fama y el éxito, como Ariana Grande.

Sin embargo, tras sus enormes logros se escondería un ambiente de trabajo muy difícil para sus subordinados. No solo por un desmesurado nivel de exigencia, sino que también fue acusado de abusar verbal y psicológicamente de sus trabajadores, muchos de ellos menores. De hecho, estas acusaciones podrían haber sido el verdadero motivo de su salida en 2018, tras una investigación interna de la compañía.

El libro de Jennette McCurdy no ha hecho más que alimentar las sospechas —que siempre rodearon a Dan Schneider— de que también podría haber algo peor, más allá de su supuesto mal temperamento.

Según otros testimonios como los de McCurdy, Dan era muy aficionado a acercarse a los jóvenes, con videocámara en mano, para grabar vídeos de momentos detrás de las cámaras, haciendo extrañas preguntas o asustándolos. En estas grabaciones se puede observar a los chavales realmente incómodos, no solo por la situación, sino también por desconocer el uso que luego haría de esos vídeos.

Pero, sin duda, los cuchicheos más llamativos sobre Dan Schneider tienen que ver con su supuesta fascinación por los pies. Se rumora que en algunos castings pedía a los niños que se descalzaran y que daba “fiestas sin zapatos” después de los rodajes.

Lo que sí es público y notorio es que en prácticamente todas sus series se mostraban extrañas escenas con los actores mostrando sus pies descalzos en primer plano, a veces embadurnándoselos con kétchup, mordiéndoselos entre ellos o chupándoselos a sí mismos.

En 2013, la cuenta oficial de Twitter de la serie Sam & Cat inició una campaña viral en la que animaban a los fans a tomarse fotos de sus pies con mensajes escritos en ellos y compartirlas, y hay quien asegura que no es casual que el logotipo de Nickelodeon fuera el de un pie, que podría estar relacionado con esta extraña fijación.

Aparte de estos rumores e insinuaciones, personas de la órbita de Nickelodeon han sido condenadas por la justicia en casos relacionados con menores. En 2021, Drake Bell —protagonista de Drake & Josh— fue condenado a dos años en libertad condicional por difundir material perjudicial para niños y poner en peligro a menores, y quedó registrado como delincuente sexual.

El actor Brian Peck, nacido en 1960 y con apariciones habituales en programas de Nickelodeon, también figura en el registro de delincuentes sexuales después de que en 2004 fuera condenado por un acto lascivo con un niño y por copulación oral con una persona menor de 16 años.

Ezel Channel, animador de Nickelodeon, fue sentenciado en 2009 a 7 años y 4 meses de cárcel, también por actos lascivos contra un menor de 14 años al que mostró material pornográfico. Marty Weiss, representante de jóvenes actores de Nickelodeon, fue condenado a prisión en 2012 por abuso de menores.

Jason Michael Handy, asistente de producción en Nickelodeon, también ha sido condenado en diversas ocasiones por motivos similares. Otro colaborador freelance de Nickelodeon fue condenado a 5 años de libertad condicional y a registrarse como delincuente sexual después de ser pillado por el programa de televisión To Catch a Predator de MSNBC.

Nickelodeon y el doble rasero woke

Pese a la acumulación de casos —y no solo en Nickelodeon—, la pedofilia en el mundo del entretenimiento sigue siendo el elefante en la habitación del que nadie se atreve a hablar. Esta ley del silencio podría deberse a la reciente politización de la sexualidad de los niños.

La izquierda parece haberse hipotecado a la ideología de género para contar con el apoyo de los sectores más woke, como son el feminismo, el lobby LGBTQ+, etc. El problema es que el victimismo inherente a esta ideología hace que estos movimientos se comporten de forma cainita. Al fin y al cabo, luchan por privilegios y prebendas jugando la carta de la discriminación. Llega un momento en el que inevitablemente se convierten en rivales por el botín.

Así, el feminismo se está viendo pisoteado por el movimiento transgénero, algo especialmente notable en los deportes femeninos.

De la misma forma, la cuestión de los abusos sexuales se aborda de forma diferente dependiendo de si se enfoca desde el feminismo y el abuso sexual a las mujeres —léase el movimiento MeToo— o si se enfoca desde posiciones que sostienen que “el amor es amor” independientemente de otros factores. Esto, siguiendo su propia lógica, ha hecho que empiece a cobrar fuerza el movimiento MAP de normalización de la pedofilia dentro del ala más woke del colectivo queer.

Las costuras ideológicas de la izquierda están saltando, y han entrado en un peligroso juego en el que no pueden contentar a todos los colectivos que dicen defender, teniendo que hacer auténticos malabares para justificar sus posiciones en ciertos temas.

Así, por mera inercia, en lo referente a posibles abusos sexuales a menores, si se trata de la Iglesia católica la prensa de izquierda puede hacer todo tipo de generalizaciones de brocha gorda, culpando a todos, desde los monaguillos hasta el papa; y el mundo del entretenimiento progresista puede realizar tantas películas admonitorias como se le antoje.

Sin embargo, cuando los indicios de presuntos abusos a menores apuntan al propio mundo del entretenimiento, o se asocian al lobby LGBTQ+, se ponen paños calientes, se hace un llamado a la prudencia para no generalizar y no caer en la homofobia, y a quienes se atreven a alzar su voz para denunciarlo, inmediatamente la prensa progresista se apresura a catalogarlos como teóricos de la conspiración de extrema derecha.

Esto quizás se debe a que como la izquierda confunde el progresismo con cualquier cosa que vaya en contra de los valores tradicionales, no solo le ha llevado a coquetear con estas ideas, sino que últimamente se han lanzado a apoyar abiertamente cosas como los shows de drag queens para menores, o los cambios de sexo para niños.

Al igual que Nickelodeon aparentemente intentó comprar el silencio de Jennette McCurdy, parece que metafóricamente la izquierda está pagando un alto precio por los cheques en blanco que ha firmado con la ideología woke.

Ignacio Manuel García Medina, Business Management teacher. Artist and lecturer specialized in Popular Culture for various platforms. Presenter of the program "Pop Libertario" for the Juan de Mariana Institute. Lives in the Canary Islands, Spain // Ignacio M. García Medina es profesor de Gestión de Empresas. Es miembro del Instituto Juan de Mariana y conferenciante especializado en Cultura Popular e ideas de la Libertad.

Social Networks: @ignaciomgm

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