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¡Gracias, soldado!

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El undécimo día del undécimo mes, a la undécima hora de 1918, cesaron las hostilidades en la Primera Guerra Mundial en virtud de un armisticio acordado. Conocida también como “La Gran Guerra”, dada su brutalidad inédita (para la época), este conflicto mundial fue caracterizado por muchos como “la guerra para acabar con todas las guerras”. Partiendo de esa creencia, el presidente Woodrow Wilson proclamó al año siguiente, el 11 de noviembre, la conmemoración del Día del Armisticio. Esta celebración de un “proceso de acuerdo de paz” ignoraba el hecho histórico de que la mayoría de las guerras se libran en última instancia debido a políticas erróneas elaboradas en tiempos de paz. 

Después de dos guerras atroces y consecutivas para luchar contra los males del fascismo y el comunismo en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la Guerra de Corea (1950-1953), el 83º Congreso americano aprobó en 1954 una ley (Ley Pública 380) que modificaba la ley de 1938 que designaba el 11 de noviembre como día festivo federal. La sustitución de la palabra «Armisticio» por «Veteranos» tuvo una importancia fundamental.

Dado que la auténtica “paz” solo puede encontrarse en un estado de justicia donde hay libertad, la certeza de que solo un soldado puede asegurar esa paz real cuando los peligros para una sociedad libre son de la mayor gravedad, la sustitución de una conmemoración nacional para los veteranos en lugar de una vaga y abstracta quimera de “paz”, no podría ser más adecuada. 

A menudo se confunde con el Día de los Caídos (“Memorial Day”), que es una festividad solemne que honra a todos aquellos que han dado su vida por su país mientras servían en las Fuerzas Armadas (celebrado el primer lunes de mayo); el Día del Veterano honra a todas las personas, vivas y muertas, que han servido en cada una de las ramas militares de Estados Unidos. 

Aunque el sacrificio máximo es el requisito para ser honrado en el Día de los Veteranos, un gran número de veteranos que no mueren en combate llevan, sin embargo, las cicatrices de la guerra y pagan un precio enorme de por vida para que muchos puedan ser libres y vivir en paz en una sociedad justa. Por ello, la importancia del Día del Veterano, que sirve para destacar las contribuciones de los soldados, aviadores y marineros, es primordial para la permanencia de una república libre. 

Más de 45 millones de personas han servido en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, según el Departamento de Asuntos de los Veteranos, desde 1775 (actualizado en 2016). Al luchar en más de 13 guerras importantes, en docenas de otros conflictos armados de menor envergadura y en maniobras específicas, así como al ayudar a los luchadores por la libertad y participar en operaciones de defensa conjuntas y multilaterales en todo el planeta, se puede concluir que, en su mayor parte, la gratitud que se le debe a un soldado americano es una obligación global. 

Los americanos son partidarios de apreciar el servicio de los militares a la nación. Sin duda, esto molesta a los que odian a Estados Unidos y a otros deconstruccionistas. Una encuesta de Pew Research de marzo de 2019 muestra que el 72 % de los americanos apoya ser generoso con los programas de beneficios para veteranos, más que con otros planes de gasto social. Una sociedad agradecida a los pacificadores y defensores de la libertad se ha convertido en un sello distintivo de Estados Unidos, como atestiguan los monumentos, parques, museos y actos de conmemoración en todo el territorio nacional. 

A menudo se dice y no se reflexiona lo suficiente, pero la verdad es que la libertad no es gratis. El extracto del Juramento de Lealtad, “(…) y a la República que representa, una Nación bajo Dios, indivisible con libertad y justicia para todos”, transmite una responsabilidad impresionante a toda la ciudadanía.

Sin embargo, recae en mayor medida sobre los hombros de las Fuerzas Armadas el enfrentarse a las más graves amenazas para mantener ese juramento a la bandera de los Estados Unidos, a la nación y al modo de vida americano. Después de agradecer a Dios, cuando vean a un militar en servicio, activo o retirado, digan ¡gracias, soldado! Los soldados son los guardianes de la libertad de Estados Unidos.  

Julio M Shiling, political scientist, writer, director of Patria de Martí and The Cuban American Voice, lecturer and media commentator. A native of Cuba, he currently lives in the United States. Twitter: @JulioMShiling // Julio es politólogo, escritor, director de Patria de Martí y The Cuban American Voice. Conferenciante y comentarista en los medios. Natural de Cuba, vive actualmente en EE UU.

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