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El preciado galardón de El Idiota de la Semana de El American recae en esta ocasión sobre el presidente Joe Biden, por ser el máximo responsable de la dantesca y trágica situación que se vive en Afganistán. Realmente ha venido haciendo méritos desde hace tiempo, pero esto ha sido la gota que ha colmado el vaso.
La forma en la que Biden ha gestionado la retirada de las tropas americanas de Afganistán ha generado una crisis humanitaria terrible, y ha tirado por los suelos y arrastrado por el lodo la imagen de Estados Unidos.
Para ser justos, hay que decir que muchos deberían compartir el premio con él esta semana, al contribuir al desastre y quedar como idiotas al tratar de justificar lo injustificable, pero es Joe Biden quien se lleva el premio no solo por haber dado inicio a la reacción en cadena de estos acontecimientos, sino, sobre todo, por su lamentable y cobarde manera de tratar de exculparse.
Que había que retirarse de Afganistán casi nadie lo discute, pero la forma en la que lo ha hecho el Gobierno demócrata ha sido demencial. Aunque cualquier comparación es frívola, esto es como si tuvieras que deshacerte de un automóvil antiguo. El auto sigue caminando, pero los frenos le fallan por mucho que lo lleves a reparar. Lo lógico sería primero vaciarlo de las cosas de valor, y luego remolcarlo con mucho cuidado hasta el desguace, para minimizar el riesgo de accidentes.
Sin embargo, Joe Biden parece que decidió deshacerse del deportivo quitando la capota, pisando a fondo para sentir el viento en su rostro mientras saboreaba un helado, con el maletero lleno de material, el tanque a tope de gasolina, y con todas las plazas ocupadas por americanos y colaboradores afganos amarrados con el cinturón de seguridad, a los que dejaría a su suerte mientras él se lanzaba del automóvil en marcha, justo antes de despeñarlo por un precipicio.
Luego ha querido exculparse diciendo que la idea de deshacerse del carro fue de Trump, y que nadie se podía imaginar que un coche sin frenos fuera capaz de alcanzar tanta velocidad. Repartió culpas entre todo el mundo menos para los talibanes, ni para él mismo. A los afganos, a las tropas afganas, a los americanos que entrenaron a las tropas afganas, a los que entrenaron a los que entrenaron a las tropas afganas, a Trump, y de milagro no culpó al cambio climático, al 6 de enero y a la prensa, como suele hacer.
Estas excusas las dio en los apenas 15 minutos que ha dedicado a hablar en público de esta crisis, mientras ha seguido de vacaciones y se ha negado a responder preguntas de los periodistas. Joe Biden no solo se retira apresuradamente de Afganistán, sino también de las ruedas de prensa. Cuando te vienes a dar cuenta, ya está de espaldas y corriendo para continuar con sus vacaciones, probablemente desesperado por comerse un helado.
Todos parecen reírle las gracias a Joe Biden
Esto de los helados ha encandilado a la prensa. Llevan meses fascinados con lo simpático que es Joe Biden y su afición por los helados. Quizás sea porque de este es del único tema que es capaz de responder con cierta coherencia y sin titubear, y sin mostrarse arisco con la prensa.
¡Qué blandita es la prensa con Biden, y qué rudo es Joe con la prensa! Este idilio es difícil de entender, pero ahí siguen de luna de miel.
Reporteras de la CNN en Afganistán diciendo que aunque los talibanes entonaban cánticos de «muerte a América», se les veía bastante sonrientes y «amistosos», como intentando quitar hierro al asunto, o como el vecino del asesino en serie al que entrevistan y dice que «era simpático y siempre saludaba». Parece un sketch de humor, pero es real.
Los humoristas profesionales también han defendido a Biden y atacado —cómo no— a Trump. Stephen Colbert y Seth Meyers, de forma no irónica, dijeron que la culpa de todo no era de Biden sino del expresidente.
«La culpa no es de Biden, sino de Trump». Da igual cuándo leas esto. Será el mantra de prácticamente todos los humoristas y periodistas sobre cualquier tema del que estén hablando.
Ned Price, que no es humorista, pero sí portavoz del Departamento de Estado —y no uno cualquiera, sino el primero abiertamente gay—, ha pedido a los talibanes que formen un gobierno «inclusivo y representativo» y que cuente con mujeres. Seguro que los talibanes habrán tomado nota y estarán encantados de complacer los deseos de Ned. Es más, no entendemos por qué no ha pedido a los talibanes que incluyan homosexuales declarados en su nuevo gobierno. Toda una oportunidad perdida para la causa.
Mientras tanto, Twitter mantiene activas las cuentas de los líderes talibanes porque, según ellos, no han incumplido sus normas. Oye, serán unos terroristas fundamentalistas y asesinos, pero son muy educados y no escriben tweets desagradables como hacía Trump. De risa.
Todo lo que está pasando es de un nivel de idiotez tal que parece de chiste, pero lamentablemente es muy triste, y aquí el único chiste parece ser “Joke” Biden, que en apenas unos meses está haciendo méritos para convertirse en uno de los peores presidentes de la historia. Por ahora, se ha ganado a pulso el galardón de El Idiota de la Semana de El American.
Ignacio Manuel García Medina, Business Management teacher. Artist and lecturer specialized in Popular Culture for various platforms. Presenter of the program "Pop Libertario" for the Juan de Mariana Institute. Lives in the Canary Islands, Spain // Ignacio M. García Medina es profesor de Gestión de Empresas. Es miembro del Instituto Juan de Mariana y conferenciante especializado en Cultura Popular e ideas de la Libertad.
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