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Los Juegos Olímpicos del 2020 por fin se celebran en Japón, mientras tanto, el país registra 3,000 casos positivos de COVID-19 diariamente, cerca del 30 % de la población ha sido completamente vacunada.
Debido a las condiciones sanitarias los Juegos Olímpicos tendrán que darse a puerta cerrada, lo que significa un duro golpe para los organizadores del evento que hicieron grandes inversiones para construir las instalaciones en las que se desarrollarán.
A pesar de que las olimpíadas serán llevadas a cabo sin público, la construcción de la infraestructura para los eventos tuvo un sobrecosto que casi podría cuadruplicar el número inicial estimado, cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) le otorgó a la capital de Japón el derecho a ser la sede de los juegos de verano del 2020.
Cuando Tokio en el 2013 quedó elegida como la ciudad que llevaría a cabo los Juegos Olímpicos, los costos proyectados eran de $7,300 millones, la cifra fue revisada en el 2019 y el monto se elevó a $12,600 millones.
La estimación del 2019 se quedó corta, la Auditoría Nacional de Japón determinó que los costos de las olimpíadas excedieron los $22,000 millones de dólares; mientras que el diario financiero japonés Nikkei and Asahi estima que la inversión final ascenderá a $28 mil millones. Dos tercios de los cuales serán con fondos públicos.
Los cada vez más costosos Juegos Olímpicos
En los últimos 50 años todos los Juegos Olímpicos han tenido sobrecostos, sin embargo la situación comenzó a salirse de control con los Juegos de Invierno de Sochi 2014, donde originalmente se estimaba que la organización del evento costaría alrededor de $10,000 millones, pero terminó costando más de $51,000 millones.
En la actualidad, el Comité Olímpico Internacional requiere más de 35 instalaciones atléticas diferentes, demandan la construcción de una villa olímpica, instalaciones para las productoras de televisión, una villa para hospedar a la prensa, un espacio ceremonial y hasta carriles especiales para el transporte de los atletas.
Las ciudades que invierten en este evento lo hacen con la intención de obtener ingresos por el turismo y visibilización en el ámbito internacional. En esta oportunidad, con la celebración de las olimpíadas a puerta cerrada es posible que los japoneses nunca vean los retornos de su inversión.
Anteriormente los Juegos Olímpicos solían ser rentables, principalmente por los derechos de transmisión de televisión; sin embargo, el COI ha se queda con un porcentaje cada vez mayor de esos ingresos. Mientras que en Barcelona 1992 solo cobró el 5 % de los derechos de transmisión, en Río en 2016 se llevó hasta el 75 % de los ingresos.
El otro problema que traen las olimpíadas es el mantenimiento a futuro de las costosas instalaciones que se construyen para este único evento, que seguramente no volverá a desarrollarse en esa ciudad. Desde Atenas hasta Río, las otrora ciudades que hospedaron los Juegos Olímpicos tienen cientos de estadios, villas y coliseos desgastándose o literalmente en ruinas, sin que se le de uso alguno.
Las ciudades conscientes de las astronómicas inversiones que se requieren para celebrar unos Juegos Olímpicos, en su mayoría descartan ofertarse como sede. Mientras que 12 ciudades se ofrecieron para ser huésped de las olimpíadas en el 2004, menos de cinco lo hicieron para el 2020 y solo dos ciudades lo hicieron para los Juegos Olímpicos de Invierno del 2022, Beijing en China, y Almaty en Kazajistán.
Economist, writer and liberal. With a focus on finance, the war on drugs, history, and geopolitics // Economista, escritor y liberal. Con enfoque en finanzas, guerra contra las drogas, historia y geopolítica