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Cómo la arrogancia de Trump sepultó sus más grandes logros

Trump Capitolio

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tuvo la oportunidad de dejar la Casa Blanca por “la puerta grande”; sin embargo los asaltos al Capitolio, las denuncias de fraude electoral y las acusaciones contra sus propios partidarios opacaron lo que llegó a ser calificado “uno de los mejores Gobiernos de los Estados Unidos”.

Lamentablemente, el legado de Trump — sus grandes logros en materia económica, social y de política exterior — podría quedar en el olvido tras los últimos hechos que habrían desmoronado su credibilidad. El presidente sembró en el país un mensaje de frustración por denuncias de fraude electoral pero nunca expuso pruebas contundentes.

El pueblo americano creyó en su palabra y ante ello salió a luchar por lo que creía era “su verdad”.

Tras no confiar en el sistema electoral, la población republicana de Georgia evitó salir a votar en unos comicios decisivos que terminaron otorgándole la mayoría del Senado al partido demócrata. En un solo día el partido republicano, pero sobre todo el país, se vio severamente golpeado por disturbios en el Capitolio que terminaron con cuatro fallecidos y la moral estadounidense por el suelo.

En un solo día el partido republicano, pero sobre todo el país, se vio severamente golpeado por disturbios en el Capitolio que terminaron con cuatro fallecidos y la moral estadounidense por el suelo. (EFE)

El reconocido abogado Jonathan Turley, colaborador de Fox News, dijo que el presidente Trump dejó su legado “hecho jirones”: “No creo que haya habido un momento más bajo para la Presidencia de Estados Unidos”, aseguró.

Trump destruyó lo que logró construir

La gestión de Trump durante sus cuatro años en la Casa Blanca fue buena: nombró a tres magistrados para la Corte Suprema, aprobó el financiamiento permanente para colegios y universidades históricamente negras,  alcanzó un récord al bajar cifras de desempleo tanto de afroamericanos como de latinos; consiguió las más bajas tasas desempleo registradas en los últimos 50 años y la más baja cifra de pobreza registrada.

En 2018 el PIB se expandió 2.9 % y en 2019 el 2.3 %, cifras muy superiores a las de otros países industrializados. 

Asimismo, se distinguió por ser un presidente provida, y le puso fin a la financiación de grupos que realizan y promueven el aborto en el extranjero. 

Trump logró el tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá; logró la salida del Acuerdo Nuclear con Irán, el retiro del Acuerdo de París y la retracción de los avances mantenidos en las relaciones con Cuba. 

En relación con la pandemia del coronavirus, Trump logró movilizar recursos para responder de manera efectiva, aseguró la habilitación inmediata de los hospitales y las entregas oportunas de equipos de protección personal (EPP) y ventiladores. Logró igualmente la producción de las vacunas en tiempo récord.

Sin embargo todo esto, cada uno de estos logros, se vio opacado el día de ayer. El mandatario no supo revertir el daño que había hecho al punto en que su propio Gabinete, sus partidarios y miembros de su más cercano equipo decidieron deslindarse de él y de su incansable discurso de fraude electoral.

Una administración hecha polvo, una salida por la puerta trasera

En tan solo horas la administración de Trump llegó a su nivel más crítico. Mike Pence, el vicepresidente de los Estados Unidos, quien había sido su mano derecha decidió darle la espalda. Habló en nombre de la Constitución, decidió apoyar la transición y la elección de Biden y hasta dejó de seguir al mandatario en redes sociales.

El vicepresidente Mike Pence leyó la certificación final de los votos del Colegio Electoral emitidos en las elecciones presidenciales de noviembre durante una sesión conjunta del Congreso (EFE)

Un reportaje The Daily Wire reveló que el senador Jim Inhofe de Oklahoma tuvo una “larga conversación” con Pence la noche antes de los disturbios. El vicepresidente manifestó que se sintió traicionado por Trump luego de que lo atacara por la certificación del Colegio Electoral.

“Conozco a Mike Pence desde siempre”, dijo Inhofe el martes por la noche, según Tulsa World . “Nunca había visto a Pence tan enojado como lo estaba hoy”, señaló el senador.

Y es que antes del violento asalto al Capitolio, ya Trump se había peleado con sus más grandes aliados. Al fiscal Bill Barr que él mismo nombró le llamó traidor, lo mismo hizo con la Corte Suprema y con Pence. Con el paso de los días el mandatario parece quedarse solo, víctima de su arrogancia y de un ego que no le permitió aceptar la derrota electoral. Porque evidentemente sí hubo irregularidades en los comicios; sin embargo el fraude que tanto denunció nunca lo supo demostrar, ni ante las cortes ni ante el pueblo americano.

El violento asalto al Capitolio no solo dejó cuatro fallecidos, sino que además destruyó la solidez de su Gobierno. De acuerdo con Bloomberg, los principales oficiales del Consejo de Seguridad Nacional, además de diversos integrantes de la Casa Blanca, consideran renunciar.

Stephanie Grisham, jefa de gabinete de la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, así como otros tres miembros del gabinete del presidente presentaron en la madrugada del jueves su renuncia. Lo mismo hizo la secretaria social de la Casa Blanca, Anna Cristina Niceta.

Asimismo la secretaria adjunta de Prensa de la Casa Blanca, Sarah Matthews, es la cuarta persona de la administración de Trump en dimitir de su puesto.

A ellos se suman las decenas de republicanos que a diferencia del mandatario decidieron aceptar la transición.

Las declaraciones del líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, poco antes de que los manifestantes irrumpieran en el edificio aconsejando a sus colegas que no se opusieran al conteo de votos fue el discurso más grande de su carrera y aseveró que en la certificación de Biden “no hay prueba remota de ilegalidad”.

El senador republicano por Kentucky, Rand Paulhizo lo propio; dijo que forzar la victoria de Trump vía Congreso sería un quiebre de los métodos democráticos que se habían estado practicando desde los inicios de la República.

Queda esperar qué pasará con Trump, quien ahora podría enfrentar un juicio político impulsado por los demócratas, queda ahora respaldar al vicepresidente Mike Pence quien a diferencia del actual mandatario, decidió salir por la puerta grande de la Casa Blanca.

Sabrina Martín Rondon is a Venezuelan journalist. Her source is politics and economics. She is a specialist in corporate communications and is committed to the task of dismantling the supposed benefits of socialism // Sabrina Martín Rondon es periodista venezolana. Su fuente es la política y economía. Es especialista en comunicaciones corporativas y se ha comprometido con la tarea de desmontar las supuestas bondades del socialismo

2 comentarios en «Cómo la arrogancia de Trump sepultó sus más grandes logros»

  1. Nada dicen las renuncias. Trump no fue escuchado. El voto se demostró que es violable, ese es el punto. El instrumento por excelencia que decide quién vive o muere, se puede corromper de varias maneras. Ese siempre fue su punto. El tiempo para hacer informática forence no da. La auditoría pos-voto era impracticable y poco creíble para un juez. Así que -es verdad- quedó un reguero de enemigos por doquier. Su legado puede estar ahí, en la suspensión del voto electrónico, a menos que prueba de confiabilidad demostrable 100% en contra lo demuestre. Ahí está su trascendencia.

  2. Todo se reduce a aceptar los resultados que tubo en su gobierno sin importar las consecuencias. Y el hecho de creerse un “Emperador Romano” que puede ejercer su poder sin importar nada ni nadie es el verdadero peligro de personas así: narcisista, egocéntrico y único dueño de la verdad .
    Me parece que sus logros no equilibran el tener en la Presidencia una persona tan tóxica y peligrosa. Las Instituciones y la Democracia están primero
    Muerto el Cesar viva el Cesar y que no regrese nunca más .

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