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Afganistán está al borde de una hambruna masiva a medida que llega el invierno y la crisis social y económica se agudiza; el Secretario General de la ONU, António Guterres, en una conferencia en Ginebra advirtió que: “tras décadas de guerra, sufrimiento e inseguridad, [los afganos] enfrentan, tal vez, su hora más peligrosa”.
La crisis humanitaria en Afganistán se ha exacerbado tras la caída de la república Islámica y el ascenso del régimen Talibán. Mientras que el desempleo, que ya venía creciendo desde el 2016, aumenta con la caída del Gobierno, los afganos se enfrentan a la escasez de efectivo, pues los bancos no permiten retirar más de 20,000 afganis ($232) por persona.
Cientos de afganos sin empleo y sin dinero han tenido que recurrir a vender sus bienes para poder subsistir en el vacío que ha causado la transición de régimen en Afganistán.
La ayuda internacional ha sido cortada de tajo tras el ascenso talibán, y ahora miles de instituciones que tratan de volver a sus funciones han quedado sin fondos para financiar su operación y pagar a sus funcionarios. La economía afgana llegó a depender hasta un 50 % de esa ayuda internacional.
Estados Unidos también bloqueó el acceso a casi $9,000 millones con los que contaba el antiguo Gobierno afgano en cuentas en el exterior, mientras que el Fondo Monetario Internacional negó el acceso al régimen talibán del fondo de emergencia de ese país por más de $450 millones.
Ante la incertidumbre que enfrentan los afganos, Guterres ha pedido que se le envíe más de $1,000 millones de ayuda internacional a Afganistán para evitar que su pueblo pase hambre, sin embargo, la comunidad internacional todavía no encuentra la forma para enviar recursos al país gobernado por el régimen talibán, famoso por su brutalidad y repetidas violaciones a los derechos humanos.
Más de un millón de niños en Afganistán están en riesgo de inanición según la UNICEF
Según The New York Times el precio de bienes básicos como la harina se ha duplicado en unas pocas semanas, mientras que millones de personas encuentran la proteína como el pollo y la carne un lujo durante la incertidumbre económica que rodea al país.
El sistema de salud se encuentra al borde del colapso, mientras que los insumos hospitalarios y los medicamentos escasean, los hospitales enfrentan serias dificultades para pagar a su personal.
Al igual que el resto de su economía, la mayor parte de los recursos del sistema hospitalario de Afganistán provenían de la ayuda internacional, pero con la llegada de los talibán, el Banco Mundial y otras organizaciones han cortado casi $600 millones de ayuda internacional que iba destinada a financiar el sistema de salud afgano.
Los niños afganos son de los principales afectados de la crisis económica y social que enfrenta el país, según la directora de UNICEF, Henrietta H. Fore, más de 10 millones de niños en Afganistán dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir; Fore vaticina que “al menos un millón de niños sufrirán una severa y aguda malnutrición este año y podrían morir sin tratamiento”.
Afganistán se encontraba en una crisis alimentaria incluso antes de que los talibanes tomaran el control del país, pero tras su llegada y con el fin de la ayuda internacional la crisis se está intensificando.
Estados Unidos ha destinado $64 millones para comida y ayuda humanitaria, no obstante, esta donación está lejos de ser suficiente. Incluso si la ONU pudiera reunir los recursos suficiente para proveer la ayuda humanitaria requerida para los afganos, los organismos internacionales no tienen garantías de seguridad para el personal de ayuda humanitaria por la amenaza que representan las fuerzas talibanes.
Economist, writer and liberal. With a focus on finance, the war on drugs, history, and geopolitics // Economista, escritor y liberal. Con enfoque en finanzas, guerra contra las drogas, historia y geopolítica