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Cancelación woke pretende imponer un nuevo régimen de terror

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ESTO, AMIGO conservador, le sonará exagerado e “imposible en América”, pero lo cierto es que el verdadero objetivo de la cancelación woke es establecer un difuso y disperso régimen de terror. Todavía no estamos en un descentralizado régimen de terror, pero lo cierto que diferentes encuestas reportan que entre un 84% y un 62% de los americanos ya teme expresarse libremente.

La cancelación se impone en universidades y empresas woke como un sistema de “castigos ejemplares” y “asesinato moral” copiado de los peores totalitarismos de ayer y hoy. La novedad es que se imponga primero sobre instituciones autónomas y organizaciones privadas, mediante la toma de control institucional y la imposición de una ideología oficial de intolerancia woke que mucho antes de tomar el poder ya lograba censurar y perseguir gran parte del discurso contrario.

El objetivo de “cancelar” destruyendo vidas y carreras en la academia, prensa, industria del entretenimiento y la amplia gama de las empresas woke es que sirva de ejemplo a todos y cada uno. El objetivo es que usted sepa que cualquiera puede ser cancelado y que tema expresar lo que realmente piensa, ante el riesgo de perder su trabajo o ver destruido su negocio o su carrera profesional. No es necesario imponer un régimen de terror desde el gobierno cuando infinidad de instituciones, privadas y gubernamentales, lo imponen de forma descentralizada con la misma ideología única. Y eso es lo que nos está pasando.

Lo que quieren es que todos piensen que expresar lo que ellos no desean que sea expresado, sea tan peligroso para todos y cada uno, que se quede en la creencia secreta negada públicamente. Y saben que contra los grandes totalitarismos del pasado y del presente surgirá siempre una minúscula minoría que no se someterá, sin importar las consecuencias. Como recuerda Solzhenitsyn en Archipielago Gulag:

“…una anciana. La interrogaban cada noche. Les gritaba (…) No vais a poder sacarme nada, aunque me cortéis a pedacitos. Porque tenéis miedo de vuestros superiores, tenéis miedo unos de otros y hasta tenéis miedo de matarme (perderían un eslabón de la cadena). ¡Pero yo no tengo miedo de nada! ¡Estoy preparada para presentarme ante el Señor aunque sea ahora mismo!”.

Contra esas minorías recalcitrantes de poco sirve la cancelación woke que logra que el común de las personas calle para “evitar problemas”. Por eso se esfuerzan para legislar delitos de opinión, propios de las legislaciones totalitarias. Los llaman “delitos de odio” y su objetivo final es que quienes no respondan a la “reeducación” “voluntaria” en empresas, escuelas y universidades, sean encarcelados y “reeducados” por la fuerza. Y sirvan de ejemplo a los demás.

Si no se detiene ahora, que estamos a tiempo, si se sigue tolerando la intolerancia canceladura, llegará al punto en que ya no sea posible detenerla.

La cancelación woke sabe bien que la libertad interior no puede subsistir en su permanente negación exterior y que por eso la materialización del totalitarismo requiere la renuncia a la conciencia por parte de sus súbditos. Necesita llevarlos hasta el punto en que todos y cada uno se lleguen a creer en el deber, ya no solo de denunciar ante la mínima sospecha a cualquier otro por cercano que les sea, sino de confesar lo que no ha hecho cuando su simple arresto llega a erigirse en prueba irrefutable de su culpabilidad ante sí mismos. De eso, y no de otra cosa, trata realmente su constante e hipócrita insistencia en que “revises tus privilegios”.

Los woke necesitan imponerse mediante la amenaza y el terror porque saben que sus ideas jamás convencerán a la media América que las rechaza. La ironía y la tragedia es que realmente creen que “bondad” y “virtud” es que cada uno llegue a someterse y colaborar activamente a ejercer sobre los demás toda la coacción necesaria para someterlos al terror woke, del que creen que emergerá un “cielo en la tierra” mientras lo que empiezan a crear no es otra cosa que un “infierno en la tierra”.

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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