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El pasado martes 7 de febrero, Joe Biden entró al recinto para su segundo Estado de la Unión. Si bien el mandatario fue recibido entre ovaciones por los miembros del Congreso, la luna de miel fue bastante breve. El discurso se caracterizó por algunos abucheos, gritos y hasta hubo un beso entre la primera dama y el segundo caballero. No faltó nada.
El presidente subió al podio en tono simpático y fue pidiendo aplausos para los líderes del Congreso. El primero fue Kevin McCarthy, quien intercambió un par de sonrisas cómplices con el presidente. Biden no dejó pasar la oportunidad y le advirtió lo siguiente: “No quiero arruinar tu reputación, pero estoy deseando trabajar contigo”.
Después llegó el turno para Hakeem Jeffries, Mitch McConnell, Chuck Schumer y Nancy Pelosi, en ese orden. Una vez finalizadas las formalidades, Biden comenzó con su discurso, que tuvo una duración de 73 minutos.
1) Biden y el Congreso dividido: se vienen dos años largos
Había mucha expectativa en cuanto al inicio de la relación entre Biden y la Cámara controlada por los republicanos. La realidad es que hay mejores maneras de iniciar una relación. Algunos congresistas del GOP no dudaron en hacer notar su molestia con las palabras del presidente y los abucheos se repitieron a lo largo de la noche. Incluso McCarthy negó con la cabeza en reiteradas ocasiones.
El pico de tensión llegó cuando el jefe de Estado acusó a los republicanos de buscar la “puesta de sol” de Medicare y de la seguridad social. Una vez estallaron los abucheos, Marjorie Taylor Greene no dejó pasar la oportunidad para gritarle “¡mentiroso!”.
Maquillando sus propias declaraciones, Biden intentó aclarar, “no creo que sea una mayoría de ustedes”, aunque apenas se le oyó por encima del murmullo republicano.
Otro de los momentos picantes de la velada se dio cuando Biden se refirió a la crisis de los opioides que aqueja a Estados Unidos. Cuando aseguró y lamentó que la mencionada droga se lleva 70.000 vidas al año, el representante Andy Ogles alzó la voz y le dijo al mandatario “es culpa tuya”.
En conclusión, Biden y el Congreso dividido comenzaron a caminar con el pie izquierdo por el siempre difícil sendero del bipartidismo. La agenda del presidente está un poco lejos de las principales problemáticas que preocupan a los republicanos y no se sabe si podrá aprobar alguna legislación de peso antes de 2024.
2) La agenda de la Casa Blanca para el 2023
Biden se propuso dejar en claro las prioridades que empujará desde el Salón Oval de cara a este nuevo año. Primero endulzó los oídos de los moderados, al ofrecer algunos temas en los que podría trabajar en conjunto con los republicanos, como la lucha contra la epidemia de opioides y la atención de la salud mental.
Acto seguido, nombró tópicos un tanto más partidistas, como la prohibición de armas de asalto, la codificación del derecho al aborto, un nuevo impuesto a los multimillonarios y protecciones sindicales.
“La vicepresidenta y yo estamos haciendo todo lo posible para proteger el acceso a la atención sanitaria reproductiva y salvaguardar la privacidad de las pacientes. Pero ya hay más de una docena de estados que están aplicando prohibiciones extremas del aborto. No se equivoquen: si el Congreso aprueba una prohibición nacional del aborto, la vetaré”, exclamó Biden sobre el aborto.
Además, insistió en que los millonarios deben pagar su “parte justa”, lo que inmediatamente tocó una tecla en la cara de buena parte de los republicanos. Parecía como si internamente estuviesen recordando a Ronald Reagan en el debate presidencial contra Jimmy Carter cuando dijo “ya empiezas otra vez”.
3) Biden sacó pecho por la economía
Antes que nada buscó desligarse de la responsabilidad por la alta inflación que todavía experimenta Estados Unidos, al afirmar que “ha sido un problema mundial debido a que la pandemia interrumpió nuestras cadenas de suministro y a la guerra injusta y brutal de Putin, que interrumpió el suministro de energía y de alimentos”.
“Pero estamos mejor posicionados que cualquier país de la Tierra. Tenemos más por hacer, pero aquí en casa, la inflación está bajando”, agregó el presidente. A su vez, indicó que la economía “tambaleaba” cuando su administración llegó y que habían creado la cifra récord de 12 millones de nuevos puestos de trabajo.
Algunos republicanos y conservadores acusaron de engañosa la afirmación, argumentando que muchos de esos trabajos son los que se perdieron en primer lugar con las cuarentenas por el coronavirus.
4) Un chiste involuntario
Biden aprovechó también para criticar a la industria del petróleo y gas, dado que los precios de la gasolina aumentaron considerablemente desde que el exsenador desembarcó en la Casa Blanca.
Afirmó en el Estado de la Unión que la industria obtuvo ganancias récord durante una crisis energética mundial porque “invirtieron muy poco de esa ganancia para aumentar la producción nacional y mantener bajos los precios de la gasolina”.
“En lugar de eso, utilizaron esos beneficios récord para recomprar sus propias acciones, recompensando a sus consejeros delegados y accionistas. Las empresas deberían hacer lo correcto”, afirmó.
Luego de darle un par de jabs a la industria, reconoció que “vamos a necesitar petróleo y gas durante un tiempo”, lo que provocó la silbatina de algunos demócratas progresistas. Si bien cada línea del discurso está milimétricamente calculada, con sus reacciones y todo, hubo una frase que desató una inesperada carcajada.
“Vamos a necesitar petróleo durante al menos otra década”, reconoció nuevamente Biden, provocando risas del lado republicano del recinto, dado que presumen que lo necesitarán por mucho más que otra década. Incluso Kevin McCarthy sucumbió a las carcajadas de sus compañeros.
5) Momento para recordar a Tyre Nichols
Quizás el “momento Lenny Skutnik” más emotivo de la noche fue cuando Biden homenajeó a los padres de Tyre Nichols, un joven de 29 años que fue asesinado por efectivos policiales en Memphis.
“Sé que la mayoría de los policías son gente buena y decente. Arriesgan sus vidas cada vez que se ponen ese escudo. Pero lo que le pasó a Tyre en Memphis ocurre demasiado a menudo. Tenemos que hacerlo mejor. Dar a las fuerzas del orden la formación real que necesitan. Exigirles más. Ayudarles a mantener nuestra seguridad”, manifestó el presidente.
La madre de Nichols, RowVaughn Wells, y su padrastro, Rodney Wells, fueron ovacionados por el Congreso luego de que el jefe de Estado los mencionara.
La perlita de la noche: un beso entre Jill Biden y Douglas Emhoff
Este resumen no podía terminar sin recordar quizás el momento más viral de la velada. La primera dama ingresó al recinto luciendo un para nada discreto vestido púrpura, saludo a Emhoff de forma afectuosa, quizás demasiado afectuosa.
Lo tomó de la mano y procedió a darle lo que pareció un beso en los labios. Todos siguieron como si nada hubiese pasado y procedieron a charlar con las personas linderas. Por supuesto que los comentarios no se hicieron esperar y la imagen fue inmediatamente viral en las redes sociales.
“Jill Biden y Doug Emhoff se saludan con… ¿un beso en los labios? ¿Es esto… normal?”, se preguntó uno de los usuarios en Twitter.
Joaquín Núñez es licenciado en comunicación periodística por la Universidad Católica Argentina. Se especializa en el escenario internacional y en la política nacional norteamericana. Confeso hincha de Racing Club de Avellaneda. Contacto: [email protected] // Joaquín Núñez has a degree in journalistic communication from the Universidad Católica Argentina. He specializes in the international scene and national American politics. Confessed fan of Racing Club of Avellaneda. Contact: [email protected]