El viernes pasado un juez federal hizo pública la versión detallada del affidavit que se utilizó para allanar Mar-a-Lago, la residencia privada del expresidente Trump. Todo lo que contiene el documento solo ratifica que lo que hay contra Trump es una persecución política.
La información que revela el affidavit es un baño de agua fría para la expectativa de que lo que había contra Trump, que justificara el allanamiento, era algo grande. Todo se resume al final a una preocupación del FBI y el National Archives sobre documentos que pudo haber retenido Trump en Mar-a-Lago. Insisto: una preocupación.
Hasta ahora todo lo que se ha publicado sobre el allanamiento de Mar-a-Lago (sean filtraciones, revelaciones de algunos medios o documentos al respecto), demuestran que no existe ninguna gran investigación contra el expresidente. No hay sospecha de posible comportamiento criminal ni nada serio. Es simplemente una disputa sobre algunos documentos que, seguramente, tampoco son tan importantes.
Pero, en vez de seguir un proceso civilizado y moderado de acudir a una corte distrital que exigiese a Trump el manejo adecuado de los documentos, el FBI decide allanar su residencia privada, incluso irrumpiendo en su caja fuerte. Y queda nuevamente expuesto el doble rasero: porque Hillary Clinton, quien tuvo una falta al respecto mucho más grave, salió ilesa, sin siquiera una investigación formal. Sandy Berger, consejero de Seguridad Nacional de Bill Clinton, se declaró culpable en el 2004 de haberse llevado a su casa documentos clasificados de alta sensibilidad, vinculados a Al-Qaeda. Simplemente fue multado a pagar $50 mil.
El ensañamiento contra Trump es obsceno. Hay una persecución política, lo que termina dándole la razón al mismo expresidente. Lo convierten en un mártir, también, y le aplanan el terreno para que regrese en el 2024 a la Casa Blanca. Las intenciones de sacarlo del juego no van a funcionar, al menos que se atrevan a inhabilitarlo políticamente y a enjuiciarlo. En ese caso estarían llevando a Estados Unidos a una crisis política sin precedentes. Son unos irresponsables.
La editorial de hoy lunes 29 de agosto de 2022 fue escrita por Orlando Avendaño y hace parte del newsletter de El American. ¡No olvide suscribirse aquí para recibir todos los días en su correo acceso a nuestros informes, artículos de investigación y comentarios que invitan a la reflexión.
Orlando Avendaño is the co-editor-in-chief of El American. He is a Venezuelan journalist and has studies in the History of Venezuela. He is the author of the book Days of submission // Orlando Avendaño es el co-editor en Jefe de El American. Es periodista venezolano y cuenta con estudios en Historia de Venezuela. Es autor del libro Días de sumisión.