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Diferentes ataques terroristas durante este fin de semana han puesto de luto a la sociedad americana. El sábado en la ciudad de Búfalo, New York, un joven de 18 años asesinó a 10 personas a sangre fría en un supermercado; en otro evento similar, un hombre mayor de 68 años disparó contra varias personas en una iglesia de California.
Los dos ataques terroristas se dieron en dos de los estados con mayores leyes de restricción de armas en la Unión: California y New York. Estados que además han presentado uno de los mayores incrementos en cuanto al índice de delincuencia en la última década, gracias a una combinación de políticas laxas contra el crimen de parte de los gobiernos locales progresistas, movimientos para desfinanciar a las policías y el desarme de la población civil.
No quiero hacer de este texto un debate sobre las leyes de control de armas. Lo que sí quiero recalcar es la reacción de la administración Biden ante los atentados terroristas ocurridos este fin de semana, y los últimos meses.
En las últimas horas, todos los medios, incluido el gabinete del Gobierno Biden, se han mostrado horrorizados —con justa razón— por el ataque ocurrido en Búfalo, pues la mayoría de las víctimas eran personas negras, y el atacante un hombre blanco, desequilibrado, quien, por cierto, admitió haber sido un comunista en su juventud y se catalogaba a sí mismo como un izquierdista autoritario —pero ese ya es otro tema—.
El asunto que me genera dolor es que pareciera que unas víctimas valen más que otras según su color de piel. Biden dijo que se trasladaría a Búfalo para acompañar a las víctimas del ataque terrorista, sin embargo, han pasado 6 meses desde la masacre de Waukesha —perpetrada por un afroamericano—, y el presidente no solo no ha ido a visitar las víctimas, sino que básicamente invisibilizó el asunto.
Lo mismo ocurrió con el reciente ataque terrorista cometido presuntamente por Frank James, un nacionalista negro que disparó contra varias personas en el metro de New York, o incluso el más reciente ataque ocurrido en California.
Cuando el ataque lo comete un hombre blanco, rápidamente es tildado de supremacista blanco y la administración Biden se pronuncia al respecto; cuando el ataque lo ejecuta un hombre negro, el silencio es absoluto.
Parece que hay que pedirle al Gobierno que deje el racismo de lado. Todos los ataques en contra de cualquier americano, sin importar su raza, son reprochables, y no deberíamos mirar el color de piel del perpetrador para saber si le condenamos o no.
¡Exigimos justicia para todas las víctimas y un castigo ejemplar para todos los criminales violentos, sin importar su color de piel!
Emmanuel Rincón is a lawyer, writer, novelist and essayist. He has won several international literary awards. He is Editor-at-large at El American // Emmanuel Rincón es abogado, escritor, novelista y ensayista. Ganador de diversos premios literarios internacionales. Es editor-at-large en El American