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El caso Alex Jones y el triunfo del Estado de derecho

El caso Alex Jones y el triunfo del Estado de derecho, EFE

En América Latina poco se debe saber del affaire Alex Jones. Pero así como la Declaración Universal de los Derechos Humanos fue el pilar sobre el que se construyó el andamiaje internacional de protección de los derechos humanos, el caso Alex Jones será recordado en el futuro como el parteaguas donde se puso fin al uso de las comunicaciones para destruir vidas.

De ahora en adelante las plataformas de información, los servicios de distribución de contenidos y las redes sociales saben que no están por encima de la ley y que deben rendir cuentas cunado causan daños a la sociedad. Porque el 14 de octubre de 2022 dos jurados de circunscripciones tan distantes como Texas y Connecticut sentenciaron que el Sr. Jones debe reparar el daño causado a la sociedad estipulado en mas de mil millones de dólares.

Estas sentencias ponen así punto final al libertinaje en los medios y a la utilización de estos como armas de guerra en lugar de espacios de debate de ideas o de divulgación de información certera que fue la razón de ser de los medios de comunicación masiva.

Alex Jones es un personaje radial de mucha aceptación y seguimiento entre los grupos de nacionalismo radical; supremacía de la raza blanca y lucha contra la capacidad del estado para regular actividades como, por ejemplo, el porte de armas. Sus emisiones radiales son seguidas por el grupo poblacional de menores ingresos de antecedentes anglosajones. Y desde los años noventa ha librado una suerte de cruzada contra el estado norteamericano apoyándose en tres sucesos que, en su opinión, fueron trampas montadas por el establecimiento de poder para controlar a la población.

Estos sucesos son el alunizaje, el bombardeo de edificios estatales en Oklahoma City en 1995 y el ataque a las torres gemelas de New York en 2001. Y a lo largo de dos largas décadas el Sr. Jones ha presentado -según él mismo– pruebas irrefutables de que estos tres trágicos episodios de la vida americana fueron producto de un complot urdido por el propio Estado norteamericano para controlar a la población y hacer de la ciudadanía unos rebaños sumisos a sus designios.

La obsesión del Sr. Jones con la imagen -creada por él- de un Estado omnipotente que cercena la capacidad de autogobierno llego a extremos de comedia cuando solicitó a sus oyentes el envío de fondos para desarrollar aparatos de seguimiento y observación de los lideres políticos de manera de presentarse en todo evento publico al cual compareciese una figura publica liberal o simplemente libertaria y confrontarlos con la evidencia por Jones recabada para hacerlos avergonzar.

A través de sus programas de radio y apoyándose en las plataformas de teorías de conspiración y producción de noticias falsas como Newswar y Prisonplanet logró captar una significativa masa de seguidores que fueron protagonistas del asalto al Congreso de los Estados Unidos el 6 de enero del 2021. Alex Jones fue uno de los oradores en la Plaza Lafayette antes de producirse el suceso. Inexplicablemente, el Sr. Jones salió ileso del evento sin que contra él se incoaran cargos vinculados al ataque.

Pero el Sr. jones tenía varios años difamando tanto a las autoridades educativas como las de observancia de la ley del estado de Connecticut y los familiares de 20 chiquitos de kindergarten asesinados a mansalva por un joven, quien luego de matar a su madre la emprendió contra la escuela Sandy Hook Elementary en el estado de Connecticut.

Al horror de la muerte de sus hijos pequeñitos cuyas edades oscilaban entre los 5 y los 7 años, estos padres tuvieron que soportar por diez años los ataques de Jones, quien afirmaba que a todos se les había pagado por colocar a sus hijos como blanco del ataque y así imponerle al país el control de porte de armas. Y los padres demandaron y las cortes les dieron la razón. Las sentencias claramente indican que el Sr. Jones abusó de capacidad de penetración de los medios para divulgar calumnias y mentiras sobre un grupo de ciudadanos honestos que había perdido a sus hijos en una tragedia inexplicable.

De ahora en adelante las plataformas de información saben que hay jurisprudencia sobre el uso de la información con fines de acoso, de falseo de la verdad o de propagar mentiras y enjundias. Por tanto, cualquier contenido que tenga como impacto falsear la verdad y afectar a un grupo de la población podrá ser señalado en corte como objetivo para el pago de reparaciones. Esto impacta a los creadores y los divulgadores de tal contenido por igual. ¡Ya era hora!

Beatrice Rangel es directora del Interamerican Institute for Democracy, Managing Director de AMLA Consulting, responsable de negociar e implementar estrategias y adquisiciones de inversión corporativas en América Latina y el Caribe. Exmiembro ejecutivo de Wharton School de la Universidad de Pennsylvania // Beatrice Rangel is Director of the Interamerican Institute for Democracy, Managing Director of AMLA Consulting, responsible for negotiating and implementing corporate investment strategies and acquisitions in Latin America and the Caribbean. Former Executive Fellow of the Wharton School of the University of Pennsylvania.

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