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“Colombia se suma al eje de La Habana, Managua y Caracas”: Daniel Raisbeck

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ESTA SEMANA se concretó el inicio de lo que podría ser una gran y preocupante alianza: Colombia retomó las relaciones con Venezuela. Ambos países enviaron sus respectivos embajadores a la capital del otro. Luego de años de hostilidades y fuertes pugnas, cuando Iván Duque era presidente y lideraba la ofensiva internacional contra la dictadura de Maduro, el nuevo presidente colombiano, Gustavo Petro, se propone deshacer todo.

Algunas de las imágenes más inquietantes vienen de Caracas. El embajador designado por Petro, Armando Benedetti, se reunió este martes con las grandes figuras del régimen chavista: Diosdado Cabello, Padrino López, Jorge Rodríguez y Tarek El Aissami. Todos acusados de o violaciones de derechos humanos, narcotráfico o terrorismo por parte de Estados Unidos.

Petro, de extrema izquierda, triunfó en las pasadas elecciones de junio y a principios de agosto se convirtió en el primer presidente explícitamente socialista de Colombia. Una de las grandes preocupaciones en torno a él, es su voluntad de restablecer las relaciones, no solo con Venezuela como país, sino con la dictadura de Maduro, acusada de narcotráfico y violaciones de derechos humanos.

Conversamos con el reconocido académico, historiador y analista del Cato Institute, Daniel Raisbeck, para entender qué viene para el continente con el restablecimiento de relaciones entre Colombia y Venezuela.

“La elección de Petro y el giro estratégico en Colombia significa un gran fracaso para la diplomacia de Estados Unidos”, insistió Raisbeck a El American.

¿Son buenas noticias el restablecimiento de las relaciones entre Colombia y Venezuela?

Depende de la perspectiva que uno tenga. Claramente es buena noticia para la población de ambos países que se reanude el comercio. Por otro lado, existen precedentes para que esto suceda sin tener que legitimar al régimen de Maduro, mucho menos con espectáculos grotescos como el de Armando Benedetti, el nuevo embajador de Petro en Caracas, rindiéndole homenaje al mandamás de Miraflores a nombre de la nación colombiana.

¿El cerco y las presiones del Gobierno de Iván Duque contra Venezuela estaban funcionando?

El aislamiento diplomático de Venezuela abrió una pequeña ventana de oportunidad que la oposición —como de costumbre- no supo aprovechar. Más allá de este breve momento, la política de Duque frente a Venezuela fracasó porque requería reconocer al supuesto gobierno de Juan Guaidó, lo cual evidentemente era una farsa. El régimen de Maduro nunca dejó de tener el monopolio sobre la fuerza en Venezuela, algo que había que aceptar, así fuera de manera de facto.

¿Qué significa que Benedetti sea el enviado de Colombia para Venezuela?

Significa un giro extremo en la política exterior colombiana. Benedetti no es cualquier embajador; ciertamente no es un diplomático de carrera. Todo lo contrario, es un político de profesión y saltimbanqui ideológico que, tras sus previas estancias de conveniencia en el uribismo y en el santismo, resultó ser el organizador de la reciente campaña de Petro y su principal enlace con la clase política vieja y corrupta, la cual le brindó la victoria en segunda vuelta. Que el premio de Benedetti sea la embajada en Caracas es una clara señal de la importancia para Petro de su nueva alianza con Maduro. Como dije hace unos meses en El American, esto significa también la entrada de Colombia al eje que incluye a Cuba y Nicaragua. La vergonzosa situación de hace unas semanas en la OEA, donde Colombia se ausentó de una sesión que condenaba los abusos de los derechos humanos de Daniel Ortega, lo confirma.

¿El restablecimiento de relaciones beneficia a Maduro?

Por supuesto. Beneficia a Maduro porque puede argumentar en las instancias internacionales que, si Colombia no sólo lo reconoce, sino que también celebra su autocracia, ¿por qué no han de hacer lo mismo los demás países que rompieron relaciones con Caracas?

¿Se debería preocupar Estados Unidos por una eventual alianza entre Venezuela y Colombia?

Me parece que la alianza ya es un hecho y que es demasiado tarde para que Estados Unidos se preocupe. Como mencioné, la elección de Petro y el subsiguiente giro estratégico en Colombia significa un gran fracaso para la diplomacia estadounidense, en especial después de enviar miles de millones de dólares a Colombia durante las últimas décadas. Es una derrota más para la teoría de “construcción de nación” y el intervencionismo alrededor del mundo. El enfoque principal debe ser la apertura del comercio.

Orlando Avendaño is the co-editor-in-chief of El American. He is a Venezuelan journalist and has studies in the History of Venezuela. He is the author of the book Days of submission // Orlando Avendaño es el co-editor en Jefe de El American. Es periodista venezolano y cuenta con estudios en Historia de Venezuela. Es autor del libro Días de sumisión.

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