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Estados Unidos y sus aliados cuestionan reporte de la OMS sobre el COVID-19

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El Gobierno de Estados Unidos emitió a primera hora de este martes un comunicado en el que pide una nueva investigación para determinar los verdaderos orígenes de la pandemia de COVID-19, planteando varios interrogantes al informe elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y 17 expertos sanitarios chinos, que concluyó que el virus probablemente procedía de animales y no de un laboratorio.

La declaración, respaldada por otros 14 países, pide un “análisis y una evaluación transparente e independiente, libre de interferencias e influencias indebidas” para determinar con exactitud los orígenes de la pandemia, poniendo efectivamente en duda la validez y la veracidad del informe que publicó la OMS.

La Secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, siguió una línea similar en una rueda de prensa celebrada el martes, en la que afirmó que el informe carece de “datos, información y acceso cruciales” y que cualquier investigación posterior debe ser dirigida por “expertos internacionales e independientes” con “acceso sin restricciones a los datos”.

La falta de transparencia en el reporte de la OMS suena las alarmas

La preocupación por la posible inexactitud del informe recién publicado por la OMS no está reservada a los gobiernos de Estados Unidos o sus aliados. También la comparte el director de la Organización Mundial de la Salud, que hace días dijo que la comunidad internacional debería avanzar en nuevas investigaciones, ya que la investigación no fue lo suficientemente amplia. Incluso afirmó que había que redoblar los esfuerzos para determinar si el virus procedía o no de un laboratorio, posibilidad que el informe consideraba muy improbable.

WHO's COVID-19 Report Questioned by U.S. and Western Allies
Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS habla durante una visita de los Presidentes de las Cámaras Federales Suizas el 15 de octubre de 2020 (Suiza, Ginebra) EFE/EPA/MARTIAL TREZZINI

El hecho de que el director de la OMS se apresurara a calificar el informe de poco extenso y a no descartar la posibilidad de que el virus se originara en un laboratorio dice mucho de la creciente desconfianza en el informe realizado por la Organización Mundial de la Salud.

La creciente desconfianza que la comunidad internacional está mostrando hacia el informe de la OMS y China sobre el origen del COVID se produce días después de que el antiguo director de los CDC, Robert Redfield, dijera en una entrevista con CNN que cree que el COVID se originó en un laboratorio chino, concretamente en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV). Redfield dijo que le resultaba difícil creer que el virus se originara en un murciélago y que no es inusual que los patógenos que se trabajan en un laboratorio infecten accidentalmente a un trabajador.

Muchos han acusado también al Partido Comunista Chino de interponerse en la investigación científica y de impedir a los funcionarios de la OMS el acceso sin restricciones a los lugares y los datos que necesitaban para elaborar su informe, y el Wall Street Journal ha publicado un extenso reportaje en el que se detalla el modo en que la comisión redactó su informe y cómo, a pesar de los esfuerzos de los científicos, el gobierno chino pudo limitar significativamente el alcance de su investigación.

El artículo describe cómo los científicos sólo pudieron observar el análisis de los datos proporcionados por los funcionarios chinos, no los datos en bruto en sí, mientras que muchos de los miembros de la delegación china eran en realidad parte del Ministerio de Asuntos Exteriores o de otras instituciones no científicas.

El equipo enviado a Wuhan decidió unánimemente que una fuga de laboratorio era el origen menos probable del virus, sin embargo, los expertos también dijeron que no se les permitió acceder a datos significativos para seguir investigando la viabilidad de un origen de laboratorio del virus.

Otro factor que podría aumentar el llamamiento público a una investigación exhaustiva sobre la teoría del laboratorio es el hecho de que funcionarios públicos del Departamento de Estado de los Estados Unidos habían informado previamente a Washington DC de su preocupación por los riesgos de seguridad que vieron al visitar el WIV en 2018, concretamente en la zona de contención diseñada para investigar los tipos de virus más peligrosos, incluidos los coronavirus, tal y como informó Politico.

Por otro lado, muchos virólogos también sostienen que aún no hay pruebas suficientes para culpar de la aparición del COVID-19 a un accidente de laboratorio en Wuhan. Por ejemplo, el Dr. Jason Kindrachuk argumentó en una entrevista con Forbes en 2020 que el origen más probable para el brote era más bien proveniente de los murciélagos que de un laboratorio.

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El Instituto de Virología de Wuhan ha estado en el punto de mira por su posible relación con el brote del virus, acusación que fue desestimada por el informe de la OMS (EFE)

Se necesita más investigaciones sobre el origen del virus, ¿pero es esto posible?

Independientemente de la cuestión de si el virus se originó en un mercado húmedo de Wuhan, en murciélagos, en alimentos congelados importados o en el Instituto de Virología de Wuhan, la realidad es que tanto el director de la OMS como la Casa Blanca han manifestado claramente que el informe publicado no es suficiente y que deben investigarse todas las opciones para determinar el verdadero origen del virus, un paso vital para prevenir nuevos brotes en el futuro.

Aunque a todos los países del mundo les interesa conocer con exactitud la causa de la pandemia, es probable que el asunto sea víctima de la renovada competencia y las tensiones entre Estados Unidos y China. Los primeros presionan a los segundos para que sean más abiertos en su gestión inicial de la pandemia, y los segundos continúan con la estrategia de comunicación hermética que ha caracterizado la gestión del brote por parte de Pekín.

China ha trabajado mucho para intentar mitigar los efectos que la pandemia ha traído a su posición geopolítica, ya que cada vez más americanos no confían en el gigante asiático y las empresas multinacionales empiezan a replantearse sus cadenas de suministro con Pekín. Por eso es vital que China controle el flujo de información sobre su gestión de la pandemia, como forma de restaurar la confianza en su sistema.

Aunque quizás nunca lleguemos a conocer con certeza los orígenes de la pandemia que paralizó al mundo en 2020, la última saga sobre el informe de la OMS sí nos ilustra sobre las dificultades para lograr cualquier tipo de cooperación internacional entre las potencias mundiales, ya que la desconfianza entre Estados Unidos y China sigue aumentando.

Daniel is a Political Science and Economics student from the University of South Florida. He worked as a congressional intern to Rep. Gus Bilirakis (FL-12) from January to May 2020. He also is the head of international analysis at Politiks // Daniel es un estudiante de Cs Políticas y Economía en la Universidad del Sur de la Florida. Trabajo como pasante legislativo para el Representate Gus Bilirakis (FL-12) desde enero hasta mayo del 2020. Daniel también es el jefe de análisis internacional de Politiks.

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