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En los últimos años, hemos presenciado un creciente debate en torno al coche de gasolina y su impacto en el medio ambiente. Esta “guerra” contra el petróleo se defiende desde un inocente e idealista punto de vista ecologista, pero en realidad es una perversa guerra ideológica y política que enmascara un ataque a la libertad individual, especialmente en Estados Unidos.
El automóvil, desde sus inicios, ha sido un símbolo de libertad individual. En Estados Unidos, un país caracterizado por su extenso territorio y población dispersa, el automóvil brindaba una gran libertad a sus habitantes, permitiéndoles recorrer largas distancias y conectar —y comerciar— con otros puntos de interés de manera rápida y eficiente. Esta relación entre el coche y el individuo es casi equiparable al vínculo entre el ser humano y el caballo durante la conquista del oeste.
Sin embargo, en los últimos años se ha intensificado la lucha contra el coche de gasolina. Aunque se utiliza la excusa del impacto ambiental, la cuestión de fondo no es otra que uno de los viejos anhelos de la izquierda: socavar la libertad individual. Ejemplos de este ataque coordinado se pueden encontrar en las políticas urbanísticas actuales, como las “ciudades de 15 minutos” y las restricciones al petróleo bajo el pretexto del cambio climático.
Las ciudades de 15 minutos son una iniciativa que dice querer crear espacios urbanos en los que los ciudadanos puedan acceder a todos los servicios y necesidades básicas en un radio de 15 minutos a pie o en bicicleta. Aunque esta idea la intentan vender como atractiva y ecológicamente responsable, ha de interpretarse como una medida que limita el uso del automóvil y, en consecuencia, reduce la libertad de movimiento que este proporciona.
Las restricciones al petróleo son medidas evidentemente colectivistas, pero también lo son otra cara de la moneda, es decir, la promoción de vehículos eléctricos, ya que se basa en los subsidios estatales a un tipo de energía carísima, ineficiente y que no tiene nada de “limpia” si se toma en cuenta todo su ciclo de producción.
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El afán de la izquierda por acabar con el coche de gasolina también es un ataque al país que más odian, ya que en Estados Unidos el automóvil es una parte esencial de la cultura y el estilo de vida americano.
Es como si quisieran acallar el rugido de libertad del motor de gasolina sustituyéndolo por el silencio del control ideológico.
Ignacio Manuel García Medina, Business Management teacher. Artist and lecturer specialized in Popular Culture for various platforms. Presenter of the program "Pop Libertario" for the Juan de Mariana Institute. Lives in the Canary Islands, Spain // Ignacio M. García Medina es profesor de Gestión de Empresas. Es miembro del Instituto Juan de Mariana y conferenciante especializado en Cultura Popular e ideas de la Libertad.
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