fbpx
Saltar al contenido

Liz Cheney y la caída de las dinastías políticas americanas

La representante Liz Cheney (R-WY) perdió su candidatura a la reelección en las primarias el pasado martes, marcando el final efectivo de su carrera como funcionaria electa. Su derrota no estuvo muy reñida; por cierto, los republicanos de Wyoming votaron abrumadoramente para desbancar a Cheney en una de las primarias más desequilibradas de los representantes que votaron a favor de la segunda destitución de Trump. Su derrota marca el fin de una era. Confirma el fin de muchas dinastías políticas americanas que han sido fundamentales en la política del país durante décadas.

Aunque la mayor parte de los análisis sobre la derrota de Cheney se centrarán en la influencia que tiene Trump en el Partido Republicano y en la visión de cómo el movimiento conservador está tratando de definirse a sí mismo, la derrota de Cheney también sirve como el último capítulo de la desintegración política de muchas dinastías políticas americanas. Este proceso comenzó en las elecciones de 2016.

La metódica eliminación de las dinastías políticas americanas

Como ha señalado la figura mediática conservadora Charlie Kirk, en enero de 2023 será la primera vez desde 1967 que no habrá un miembro de las familias Bush, Cheney o Clinton en un cargo electo. Aunque Kirk no lo menciona, otra dinastía emblemática que ha caído en desgracia es la de los Kennedy de Massachusetts.

Aunque estas dinastías han tenido distintos niveles de poder político, es imposible hablar del curso de la historia de Estados Unidos desde la década de 1960 sin mencionar estos apellidos al menos una vez. Entre ellos han generado cuatro presidentes de Estados Unidos, un vicepresidente y una plétora de candidatos presidenciales, gobernadores, senadores y representantes.

La derrota de Hillary en 2016 acabó con el deseo de los Clinton de un tercer mandato (EFE)

Justamente en 2016, los Bush estaban contemplando una tercera candidatura presidencial. Hillary se imaginaba estando en el Despacho Oval, Cheney se postulaba para el Congreso y algunos pensaban que Joe Kennedy III podría ser la nueva iteración de la dinastía de esa familia. Sin embargo, una a una, sus esperanzas de mantener un papel relevante en la política americana han sido derrotadas en el fuego de las urnas.

Los Clinton se enfrentaron a un duro reto en su propio partido para conseguir la nominación en 2016, ya que prácticamente la mitad del Partido Demócrata votó por Bernie Sanders, y solo consiguieron ser derrotados por Donald Trump en una histórica sorpresa electoral. A pesar de los rumores de otra candidatura a la presidencia, parece que la carrera política de Hillary solo será recordada por su derrota frente a Trump en lugar de por ser la primera mujer presidente.

Los Kennedy, posiblemente la dinastía política más fuerte del país en sus más de 250 años de historia, también han sido apartados de los cargos públicos La familia controló uno de los escaños del Senado de Massachusetts casi ininterrumpidamente desde 1953 hasta 2009, y consiguió ganar todas las primarias demócratas de Massachusetts a las que se presentó.

George W. Bush, El American

El expresidente George W. Bush (EFE:LARRY W. SMIT)

Joe Kennedy III planeó retomar el escaño que su familia ocupó durante décadas y montó un desafío contra el senador Ed Markey. Sin embargo, el joven Kennedy no tenía el atractivo de su abuelo Robert Kennedy y perdió las primarias por goleada.

Los Bush también fueron derrotados sistemáticamente en las encuestas. El exgobernador de Florida, Jeb Bush, no sobrevivió a las primarias de New Hampshire en 2016 a pesar de tener uno de los mayores fondos de campaña hasta ese entonces. El vitriolo entre los Bush y Trump dejó a los primeros debilitados dentro del GOP. En 2022, el joven George P. Bush (que tenía buenas relaciones con Trump) desafió al fiscal general Ken Paxton por su escaño y, a pesar de forzar una segunda vuelta, este no tuvo éxito en su candidatura, además, si hay que confiar en las encuestas, aparentemente su famoso apellido jugó un papel en esa derrota.

¿Qué significa la caída de las dinastías políticas americanas?

La derrota de Cheney el martes finalizó lo que comenzó en 2016 con la doble nominación “outsider” de Trump y Bernie Sanders. Las familias políticas que proporcionaron una reserva interminable de candidatos para ambos partidos se quedan ahora sin un solo funcionario electo.

En un periodo relativamente corto, tener uno de estos famosos apellidos pasó de ser una notable ventaja a un lastre electoral. En 2015 era una auténtica posibilidad que las elecciones presidenciales fueran una revancha de lo que sucedió en 1992 entre los Bush y los Clinton; hoy, esa parece ser la sinopsis de una de esas extrañas narrativas del multiverso en las que se ha embarcado Marvel.

La metódica caída de las dinastías políticas americanas podría ser la ilustración perfecta de los tiempos que vivimos, en los que el electorado parece ansiar a los forasteros y rechazar a los que dirigieron el país en el pasado reciente, quienes son señalados o culpados por los votantes de los problemas actuales. Los historiadores, en el futuro, seguramente tratarán de vincularlos a un relato más amplio sobre el contexto político, económico y social de la América del 2022.

El electorado ha derrotado a las dinastías políticas de los Bush, Clinton y Kennedy. Sin embargo, Estados Unidos ha sido propenso a tener dinastías desde su creación, y sólo el tiempo dirá si el electorado ha desconfiado del concepto mismo de dinastía o si simplemente está esperando a dar su apoyo a un nuevo conjunto de apellidos. ¿Quién sabe? Quizá el futuro lo decidan los Trump y los Obama, en lugar de los Bush y los Clinton.

Daniel Chang

Deja una respuesta

Total
0
Share