Read in English
El crecimiento de la aceptación del socialismo entre los americanos más jóvenes es indudable. En 2020, de acuerdo con los datos de la organizacion Victims of Communims, hubo «un aumento de la opinión favorable del término ‘socialismo’ (49 %) entre la generación Z, en comparación a 2019 (40 %)». Además, un 35 % de los millennials y 31 % de la generación Z apoya la idea de eliminar el sistema capitalista en favor de un modelo socialista. Esta realidad impulsó la fundación de iniciativas como Young Americans Against Socialism, liderada y fundada por Morgan Zegers, quien conversó con Anna Paulina Luna, corresponsal en jefe de El American.
¿Por qué los jóvenes en Estados Unidos se sienten atraídos por las ideas de carácter marxista? Hay muchas razones, pero Morgan Zegers argumenta que existen dos en particular y ambas están relacionadas con el desconocimiento de las realidades que se viven en países donde gobiernan regímenes comunistas o socialistas.
Morgan Zegers: «Los jóvenes votan por socialistas porque nunca hemos sentido la amenaza real de un sistema socialista»
La fundadora de Young Americans Against Socialism explica que una de las labores más importantes de la organización es entrevistar a personas que fueron víctimas de regímenes comunistas o socialistas y que llegaron a Estados Unidos buscando la libertad, la prosperidad y la felicidad que promete el sistema americano.
Zegers dice que las principales razones por las que las ideas socialistas se arraigan en la mente de los jóvenes americanos son:
- 1. No conocen la realidad de los países que sufrieron el comunismo o el socialismo.
- 2. Están en una especie de zona de confort y de comodidad que les impide visualizar más allá de las bondades del sistema capitalista en Estados Unidos.
Es por ello que Young Americans Against Socialism entrevista a quienes padecieron los sistemas totalitarios socialistas, como el régimen de Castro en Cuba, para que los americanos vean un poco más de cerca los peligros de vivir bajo una tiranía socialista.
Ray Armas, un soldado americano de origen cubano
Una de esas historias de vida fue la de Ray Armas, relatada por la propia Morgan Zegers en la conversación con Luna: «Básicamente hizo windsurf a través del océano desde Cuba hasta los Florida Keys. Él surfeó 90 millas durante 10 horas, llegó a las costas de América, fue recogido por la Guardia Costera y fue llevado de vuelta a las costas de Cuba. Luego fue acosado y golpeado por la policía en Cuba durante año mientras intentaba solicitar el estatus de refugiado para volver a Estados Unidos. Finalmente llega a las costas de América, se convierte en un refugiado americano y se une al Ejército americano y ha servido en Afganistán varias veces. Es una historia fantástica».
Zegers comentó que Ray Armas dijo ante las cámaras que él se unió al Ejército de los Estados Unidos en una forma de agradecimiento para el país que le devolvió la libertad.
Gaby Franco, la tiradora olímpica venezolana que huyó al país de La Libertad
Otra de las historias mencionadas por Morgan Zegers fue la de Gaby Franco, una tiradora olímpica venezolana que huyó a América por consejo de su entrenador cubano.
«Ella cuenta la historia de su entrador de tiro olímpico, que es de Cuba. Vino de Cuba, escapó del comunismo bajo Castro, escapó a Venezuela, mala decisión al largo plazo, pero empezó a advertir a la gente cuando Chávez estaba llegando al poder que “sus promesas se parecían mucho a las de Castro”. Sonaba y utilizaba el mismo lenguaje, y las mismas promesas que los comunistas de Cuba. Todo el mundo le decía -no bromeo- que el tipo estaba loco. Y la respuesta que decían era “Oh, no somos Cuba. No somos una isla como Cuba. Tenemos una economía muy fuerte aquí en Venezuela. No tenemos nada de qué preocuparnos. Tenemos democracia”. Bueno, ¿qué pasó? Gaby fue una de las pocas personas que lo escuchó y escapó a Estados Unidos», explicó Zegers.
Gaby Franco «dejó a su familia allá. Siguen atrapados allí. Y ella no puede creer que sea, ahora en América, la que advierte a los jóvenes americanos sobre lo mismo [los peligros del socialismo] y recibe la misma respuesta de que “eso es imposible que ocurra aquí. No puedo ocurrir en Estados Unidos. Somos unidos. Somos diferentes”».
