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Dahmer: mentiras, omisiones y medias verdades de Netflix para polarizar a la audiencia

Dahmer: mentiras, omisiones y medias verdades de Netflix para polarizar a la audiencia

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Foto: Netflix Streaming Services

Dahmer, la nueva serie de Netflix sobre el asesino en serie que actuó en los años 80 en Milwaukee, está siendo una de las sensaciones del momento, y para gran parte de la audiencia más joven supone el primer contacto con este macabro caso de la historia criminal del país. Por desgracia, la serie está repleta de mentiras, omisiones y medias verdades que distorsionan el relato con evidente intencionalidad política.

La serie sobre las fechorías de Jeffrey Dahmer está teniendo gran éxito de audiencia y recibiendo grandes elogios por su innegable gran factura técnica y el excelente trabajo actoral de sus protagonistas, así como por lo morbosamente fascinante que resulta la historia del perturbado caníbal de Milwaukee y sus víctimas.

Sin embargo, también está recibiendo una buena dosis de críticas. Una de las primeras y más fuertes críticas han sido las vertidas por algunos familiares de las víctimas, quienes aseguran que a pesar de que Netflix presume de que la serie está contada desde el punto de vista de los asesinados y sus familiares, nadie de la productora se ha puesto en contacto con ellos para pedir información, opinión o su consentimiento.

Así lo manifestó la hermana del difunto Errol Lindsey, Rita Isbell, quien en una entrevista para Insider aseguró que «Netflix debería haber preguntado si nos importa o cómo nos sentimos por hacerlo. No me preguntaron nada. Simplemente lo hicieron».

Asimismo, un primo de esta, publicó un tweet acusando a Netflix de «retraumatizar» a las familias.

dahmer mentiras eric perry
Captura de pantalla del tweet de Eric Perry

Algunos espectadores también se han quejado de lo traumatizante y perturbadora que resulta la serie, e incluso aseguran que, de cierta forma, la serie contribuye a romantizar la figura del asesino, quizás por culpa de la carismática y brillante actuación de Evan Peters.

Tampoco han faltado críticas con marcado acento woke, como las que han llevado a Netflix a tener que retirar la etiqueta LGBTQ de la serie, ya que representantes de esta comunidad se quejaban de que dejaba en mal lugar al colectivo porque el asesino era homosexual, y porque los ambientes que frecuentaba eran mostrados como sórdidos.

Según Variety, al hilo de la atención mediática que ha despertado Dahmer, una trabajadora afroamericana de la serie se habría apuntado al carro del victimismo woke quejándose de haber sido «tratada de forma horrible» por sus compañeros en el set de rodaje, a los que calificó de racistas porque siempre la confundían y la llamaban por el nombre de la otra única trabajadora afroamericana del equipo.

Más allá de lo más o menos legítimas u oportunas que nos puedan parecer estas críticas, lo cierto es que están contribuyendo a desviar la atención y que no se hable demasiado de otro tipo de reproche que se le puede hacer a la serie Dahmer, y es que Netflix miente, cuenta verdades a medias y omite detalles ampliamente corroborados del caso con una clara intencionalidad política.

Mentiras, omisiones y medias verdades de Netflix en Dahmer

Una de las más evidentes manipulaciones se da con el personaje de Glenda Cleveland, a quien la serie nos presenta como vecina puerta con puerta de Jeffrey Dahmer. Según la serie, esta mujer afroamericana sería una testigo directa de los crímenes del asesino con aplastantes sospechas sobre su vecino, pero que era ignorada por la policía por ser una mujer negra.

Aunque Glenda Cleveland existió en la vida real, no vivía en el piso contiguo a Dahmer, sino que lo hacía en un edificio cercano, lo cual nos deja con un escenario completamente diferente al que intenta plantear la serie.

Este ardid permite a la serie exacerbar en el espectador los sentimientos de frustración e impotencia, usándolos para atacar a los policías, que quedan retratados como incompetentes, cuando no como cómplices del asesino.

Es cierto que en la vida real Glenda Cleveland llamó a la policía para denunciar que había un joven deambulando y sospechaba que algo malo le había estado haciendo Jeffrey Dahmer, pero a diferencia de como lo muestra la serie, Glenda no fue testigo directo de esta situación, sino que fue su hija quien le contó lo que había visto y su madre se limitó a hacer la llamada.

A la llegada de la policía, Jeffrey Dahmer salió del paso indicando a la policía que el chico era su novio, y que estaba borracho después de una discusión de pareja. La serie insiste en transmitir la idea de que la policía no le dio mayor importancia a la situación por dos motivos: uno, la homofobia de los agentes, que ignoraron el suceso por tratarse de una pareja de homosexuales; y dos, su racismo, que les llevó a ningunear las preocupaciones de las mujeres negras denunciantes.

Que hubo cierta negligencia y falta de celo profesional por parte de los agentes es evidente, sobre todo si juzgamos la situación a posteriori, pero resulta contradictorio achacar esto a la homofobia. Si verdaderamente los agentes hubiesen sido tan homófobos, lejos de aceptar de buen grado las explicaciones de un homosexual sobre su pareja alcoholizada, cabe pensar que hubieran sido mucho más incisivos e intentado detener a toda costa a quien supuestamente debería ser blanco de su odio y desprecio.

Echar la culpa al racismo sin más, como hace la serie, también resulta simplista, máxime si en ningún momento se deja la puerta abierta a la explicación de que las patrullas podrían estarse viendo saturadas en un barrio conflictivo, y cometieron el trágico error de no tener en cuenta las acusaciones de oídas de una señora probablemente alterada, pero sí creerse la versión de un psicópata acostumbrado a mentir, embaucar y guardar la calma con una espeluznante efectividad.

Los intentos de la serie por servir de combustible para el movimiento Defund the Police son constantes. Otra de las mentiras más descaradas de Dahmer es cuando se nos muestra una ceremonia de entrega de premios a los policías del año, que no son otros que los policías del incidente anterior. Este premio nunca tuvo lugar en la realidad, y ni mucho menos fue a parar a esta pareja de policías.

Para colmo, Netflix edita y monta dos escenas consecutivas para dar a entender que son los policías quienes habían estado realizando llamadas telefónicas insultando y amenazando de muerte al padre asiático de una de las víctimas. A todas luces una invención fruto de la febril imaginación de los creadores de la serie, quienes recuerden, no se comunicaron con las familias de las víctimas.

Otra escena incluida en Dahmer para mayor gloria de los movimientos Defund the Police y BLM es en la que se muestra a la policía deteniendo sin contemplaciones a la hija de Glenda Cleveland por haber sido denunciada tras romper una cámara de fotos.

Unos minutos antes se nos mostraba a unos jóvenes muy rubios y vestidos como si fueran al club de campo, sacándose fotos frívolamente por fuera del edificio donde habían ocurrido los asesinatos. Cuando Glenda Cleveland, y su hija con su bebé en el carrito vuelven de un paseo y van a entrar en el edificio —ese en el que en la vida real no vivían—, estas los increpan y terminan rompiendo su cámara fotográfica. Las intenciones de Netflix con Dahmer no son precisamente sutiles.

Aunque hay muchísimos otros detalles que reescriben la historia real para apuntalar el relato woke actual, hay otras dos omisiones en Dahmer que no parecen fruto del despiste, ni de la falta de tiempo (la serie cuenta con 10 capítulos de una hora).

Uno hace referencia a Tracy Edwards, quien podría haber sido otra víctima de Jeffrey Dahmer, pero que en el primer capítulo vemos cómo escapa de una muerte casi segura y lleva a la policía hasta la casa del asesino, convirtiéndose en uno de los héroes de la historia.

Si bien esto es completamente cierto, Netflix omite que en la vida real, la aparición del valiente superviviente en la televisión llevó a que la policía de su ciudad natal de Tupelo, Mississippi, lo detuviera por una acusación pendiente de agresión sexual a una niña de 14 años que lo reconoció de inmediato.

También se omite que después de enfrentar estos cargos en el sur, volvió a Milwaukee y acumuló detenciones por posesión de drogas, robo, daños a la propiedad, impago de la manutención de hijos y quebrantamiento de fianza. Lo último que se sabe de él es que en 2011 fue acusado de homicidio junto a otro indigente por tirar a un hombre desde lo alto de un puente. Tras un acuerdo en el que se declaró culpable de ayudar al otro delincuente, consiguió una sentencia reducida de un año y medio.

Esta omisión con respecto al héroe que llevó a la detención de Jeffrey Dahmer podría entenderse como un guiño hacia BLM que, como ya pasara con George Floyd, no parece tomarse de muy buena manera que se comente el historial completo de sus figuras heroicas.

Por último, pero no por ello menos relevante, la serie de Netflix omite las declaraciones del propio Jeffrey Dahmer y su psiquiatra —de las que hay abundante material audiovisual—, en las que el último confirmaba que los crímenes del primero no tenían una motivación racial, sino que sólo se fijaba en la complexión física de sus víctimas.

En estas entrevistas, Jeffrey Dahmer insistía en asumir la responsabilidad y la culpa por lo que había hecho, y se enfadaba cuando intentaban echarle la culpa a la sociedad, a una infancia infeliz —que negaba que hubiera tenido—, o a la enajenación mental. Él decía que era el único responsable de lo ocurrido y se arrepentía profundamente, sobre todo desde que dejó de ser ateo y empezó a creer en Cristo.

Explicaba que sus ideas nihilistas, la falta de un propósito y la ausencia de un sentido trascendente de su vida fueron lo único que le impidieron frenar su pulsión asesina. Me pregunto por qué Netflix habrá dejado esto convenientemente fuera de su cacareado como exhaustivo y riguroso análisis del caso Dahmer.

Ignacio Manuel García Medina, Business Management teacher. Artist and lecturer specialized in Popular Culture for various platforms. Presenter of the program "Pop Libertario" for the Juan de Mariana Institute. Lives in the Canary Islands, Spain // Ignacio M. García Medina es profesor de Gestión de Empresas. Es miembro del Instituto Juan de Mariana y conferenciante especializado en Cultura Popular e ideas de la Libertad.

Social Networks: @ignaciomgm

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