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Demócratas dicen a migrantes: ¡no son bienvenidos!

Demócratas dicen a migrantes: ¡no son bienvenidos!, EFE

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Los demócratas siempre han exhibido gran arrogancia e ínfulas de superioridad moral al hablar de inmigración. Se presentan como los defensores de los “derechos” de los migrantes y dicen estar comprometidos en acogerlos en el país.

Su hipocresía, no obstante, ha quedado en evidencia ante la llegada de miles de migrantes a las ciudades demócratas de Chicago, New York y Washington, DC y al enclave liberal de Martha’s Vineyard en Massachusetts en estas últimas semanas, enviados allí por los gobernadores republicanos de Arizona, Florida y Texas. En vez de recibirlos con los brazos abiertos, lo único que han hecho los alcaldes demócratas de estas ciudades es lamentarse de que no tienen los recursos y la capacidad para atenderlos y reprochar a los gobernadores por enviárselos.

Es verdaderamente irónico que estos alcaldes ahora se quejen del arribo irregular de migrantes ilegales a sus ciudades, cuando estas se han autoproclamado “ciudades santuario”; es decir, jurisdicciones que acogen a inmigrantes indocumentados y les ofrecen protección para que no sean deportados, y cuando los tres líderes de estas metrópolis han criticado consistentemente los esfuerzos republicanos por cerrar la frontera a la entrada ilegal de migrantes.

En 2019, por ejemplo, el ahora alcalde de New York Eric Adams, como candidato a la alcaldía, tildó de “racista” al muro fronterizo que la administración Trump estaba construyendo y la alcaldesa de Chicago Lori Lightfoot manifestó que “ningún muro jamás impedirá que Chicago le dé la bienvenida a inmigrantes y refugiados que están buscando construir una mejor vida para sí mismos y para sus familias”.

Es evidente que, mientras los migrantes que entran por la frontera no fueran a sus ciudades y se quedaran en los estados fronterizos, era fácil para estos alcaldes hacer todo tipo de compromisos con la comunidad migrante y favorecer políticas de fronteras abiertas. El problema era de otros, no de ellos.

Ahora que la crisis fronteriza ha llegado a sus ciudades, su retórica ha cambiado. De repente, ya no están tan preparados para recibir a los migrantes. El alcalde de New York dijo que los migrantes estaban poniendo presión sobre los recursos de la ciudad y la de Chicago declaró que “esto no es algo para lo que hemos presupuestado”. La alcaldesa de Washington, DC, Muriel Bowser, por su parte, declaró una emergencia pública en la ciudad y le pidió al Pentágono que enviara tropas de la Guardia Nacional para poder manejar la llegada de los migrantes.

Bowser incluso llegó a afirmar que Washington no está preparada para recibir a los migrantes porque “no [es] una ciudad fronteriza”, como si las ciudades en estados fronterizos tuvieran medios adicionales para recibir el número históricamente alto de migrantes que está llegando a través de la frontera. La realidad es que, contrario a lo que los demócratas nos dicen, ni las ciudades fronterizas ni las del interior del país tienen la capacidad para recibir a tantos migrantes repentinamente.

Los demócratas también demuestran su doblez cuando atacan visceralmente a los gobernadores republicanos por transportar migrantes al interior del país, pero al mismo tiempo le dan un pase al presidente Biden por hacer lo mismo. Se sabe que la administración Biden ha estado enviando a migrantes en vuelos secretos y nocturnos desde los estados fronterizos a distintos puntos del país, sin coordinar con alcaldes o gobernadores. Sin embargo, mientras que arremeten en contra de los gobernadores, llamándolos, entre otras cosas, “inhumanos”, “crueles” y “antiamericanos”, de Biden no dicen nada.

Lo realmente inhumano, en cambio, son las políticas migratorias del presidente Biden, que continúan incentivando a que un número sin precedentes de personas, mayormente de América Latina, hagan el peligroso viaje a nuestra frontera sur, en el que miles mueren y muchos más son víctimas de crimen y violencia. Sobre esta verdadera crisis humanitaria, los demócratas no quieren hablar.

A los migrantes que Arizona, Florida y Texas están transportando a ciudades y comunidades demócratas se les trata con respeto y dignidad. No se les obliga a montarse en un avión o autobús. Lo hacen voluntariamente y después de firmar un documento que explica los detalles del viaje. También se les provee agua y comida. Los migrantes, más aún, lo agradecen pues quieren llegar a estas ciudades para reunirse con parientes o conocidos. Uno de ellos resumió el sentir de la mayoría de los migrantes al decirle a un periodista de la revista Time: “es extraordinario que [el gobernador de Texas Abbott] nos quiera ayudar”.

Transportar migrantes desde los estados fronterizos a los que llegan irregularmente a ciudades demócratas claramente no va a resolver el problema, pero sí ayuda a llamar la atención de la nación a la crisis migratoria que los demócratas pretenden ignorar. Y, en la medida en que el pueblo americano se percata de la gravedad de esta crisis, también se está dando cuenta de que el discurso sobre inmigración de los demócratas es pura demagogia.

Alfonso Aguilar es de Senior VP and Political Director de El American, exjefe de la Oficina de Ciudadanía de los Estados Unidos durante la administración del presidente George W. Bush y presidente del Latino Partnership for Conservative Principles. // Alfonso Aguilar is the Senior VP and Political Director of El American and former head of the Office of United States Citizenship during the administration of President George W. Bush and president of the Latino Partnership for Conservative Principles.

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