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Institutos de espionaje de China siguen funcionando en universidades americanas

Cientos de Institutos Confucio “cerrados” siguen operando encubiertos

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LA ESTRATEGIA de comprar a las elites que a largo de décadas ha adelantado el Partido Comunista de China (PCCh) en todo el mundo incluye entre sus objetivos a las universidades de los Estados Unidos. La principal herramienta de Beijing para influir en centros académicos foráneos ha sido los “Institutos Confucio” y en 2020 había más de 118 de ellos en universidades americanas, ofreciendo formación lingüística y cultural en mandarín, mediante el financiamiento de Hanban, un organismo del ministerio de Educación chino.

Durante la administración Trump, el secretario de Estado Pompeo denunció a los Institutos Confucio como parte del aparato de propaganda global de Beijing y en 2020 designó oficialmente al Centro Americano del Instituto Confucio parte oficial de la misión extranjera China. El Departamento de Estado advirtió a las universidades que los Institutos Confucio eran una fuente de desinformación y propaganda del PCCH en sus campus.

Y el director del FBI, Chris Wray, declaró al Senado en 2018 que investigaban los Institutos Confucio por presunta cooperación con el espionaje de Beijing en universidades americanas. Las universidades aparentaron cerrar 104 de los 118 Institutos Confucio de los Estados Unidos, pero un informe de la Asociación Nacional de Académicos (NAS) reveló que realmente ninguno de los 104 Institutos Confucio “cerrados” dejó de operar. Se les renombró mediante acuerdos con “universidades hermanas” de China, se trasladaron de una a otra escuela en la misma universidad o se mudaron de nombre y/o universidad. Y el dinero de Beijing siguió financiándolos.

El Gobierno Chino renombró al Hanban, Centro para el Intercambio Lingüístico y la Cooperación (CLEC) en su Ministerio de Educación, y el CLEC creó una organización “autónoma” denominada Fundación de Educación Internacional de China (CIEF) que centralizó el financiamiento y supervisión de los Institutos Confucio que mantuvieron el nombre, y gran parte de los que se enmascararon bajo otros nombres. La NAS rastreó 109 Institutos Confucio. El informe revela casos como el de Instituto Confucio de la Universidad de Washington en Seattle, separado de la Universidad Luterana del Pacífico en Tacoma, Washington. O el del Instituto Confucio de la Universidad de Western Kentucky que se trasladó al sistema escolar K-12 del condado de Simpson, manteniendo la misma administración.

Hay leyes de divulgación de los fondos extranjeros que reciben las universidades americanas. Yale ya fue sorprendida dejando de reportar los 30 millones de dólares que donó su graduado multimillonario chino Joe Tsai al Centro de China de la Facultad de Derecho de Yale, renombrado Centro Paul Tsai China.

En otros tiempos, el Centro de China de la Facultad de Derecho de Yale habría sido el lugar para que el estudiante de Yale, Nathan Law, nacido en China, criado en Hong Kong y líder del “Movimiento Paraguas” que defendió en las calles el Estado de derecho de Hong Kong aplastado por Beijing, estuvo ocho meses en prisión y fue enlistado por la revista TIME entre las 100 personas más influyentes de 2020, explicara la destrucción del Estado de derecho de Hong Kong bajo la bota de Beijing. Pero en estos tiempos Nathan Law ha sido permanentemente hostigado en esa universidad americana por estudiantes woke y becarios del Gobierno chino, mientras la administración de Yale miraba a otro lado.

Ahora Jamie P. Horsley, exdirector ejecutivo e investigador principal del Centro Tsai, defiende activamente a los Institutos Confucio en los campus americanos, alegando que permite a las universidades de los Estados Unidos ofertar la enseñanza del mandarín con fondos provenientes de China; ha escrito artículos negando la realidad de las herramientas del tecno totalitarismo de Beijing –particularmente el sistema de crédito social– y es un importante propagandista académico de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda.

Mientras Rachelle Peterson, investigadora del informe del NAS sobre los “desaparecidos” Institutos Confució, reveló en la Heritage Fundation que un director chino de un Instituto Confucio de una universidad americana, a quien le preguntó cómo respondería a un estudiante que le preguntase sobre la plaza Tiananmen, le respondió que señalaría la hermosa arquitectura porque eso es lo importante de esa plaza”.

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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