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The Rings of Power: el poder del aburrimiento

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Amazon Prime Video ha estrenado The Rings of Power, la serie que se desarrolla en el universo temprano de The Lord of The Rings de J.R.R. Tolkien. Publicitada como la serie televisiva más cara de la historia, The Rings of Power puede convertirse en una mano perdedora en la ambiciosa apuesta de Jeff Bezos para su plataforma de streaming.

A pesar de que la crítica pagada ha elogiado la serie —84 % en Rotten Tomatoes—, las reacciones negativas de los espectadores —37 %— hacen pensar que será un fracaso financiero y reputacional estrepitoso para Amazon.

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Contraste entre la crítica especializada y el público en general en Rotten Tomatoes.

Esta disparidad entre el criterio de los críticos especializados y el público ya se ha convertido en objeto de burla, y suele darse en sagas con una gran base de seguidores que reaccionan con enfado cuando ven que sus amados clásicos son impregnados de ideología woke, mientras los medios las defienden a capa y espada por afinidad ideológica.

Muchos temíamos que The Lord of the Rings sería la siguiente franquicia en ser destrozada por el progresismo, y que la serie rezumaría wokeismo. Tras ver los dos primeros episodios, parece que no nos equivocamos.

Las explícitas declaraciones de sus creadores hablando de la inclusión y la diversidad como ejes centrales de la serie no dejaban mucho margen para la duda, y el hecho de que Amazon impusiera un embargo de reseñas en redes sociales hasta la fecha de su estreno, también daba a entender que era consciente de que iba a enfadar a gran parte de su audiencia.  

Incluso detalles menores hacían presagiar la alta carga ideológica que tendría The Rings of Power. A pesar de tener los derechos de los escritos de J.R.R. Tolkien desde hace tiempo, parece que Amazon estuviera esperando a la muerte de Christopher Tolkien —hijo del escritor británico y custodio del legado de su padre— para pisar a fondo en la producción de la serie. 

El despido de Tom Shippey —académico y erudito de la obra de Tolkien— por advertir de que estaban “contaminando el lore”, así como que Amazon obviase a Peter Jackson tras su brillante adaptación años atrás, fueron otras de las señales de aviso.

Que Amazon eligiera como fecha de estreno el 2 de septiembre, día de la muerte de Tolkien, podría interpretarse como una pista de que The Rings of Power oficiaría la “segunda muerte de Tolkien”, quien debe estar retorciéndose en su tumba.

The Rings of Power: ¡Corred insensatos!

Los dos primeros episodios de The Rings of Power dejan bastante que desear. No solo porque sean una afrenta al legado de Tolkien, el cual retuercen, subvierten y pervierten hasta el punto de que no parece que estemos en el universo que creó, sino que aunque no se tratara de Tolkien, la serie no se sostendría por sí misma como historia de alta fantasía y aventuras.

Cierto es que cuenta con una factura técnica bastante buena la mayor parte del tiempo —faltaría más, dado su presupuesto—, pero en demasiadas ocasiones los efectos visuales son artificiosos y más propios de un videojuego de hace una década. La banda sonora es irrelevante y falla al intentar dar grandiosidad a los paisajes y enclaves que, aunque abusan del CGI, parecen de cartón piedra.

Más acartonados aún son los diálogos, a gran distancia de la finura de un literato como Tolkien. Si estos son los mejores escritores que el dinero puede comprar, es una señal de la decadencia intelectual y artística del Occidente que tanto amaba Tolkien.

El elenco de The Rings of Power tampoco está a la altura del esfuerzo financiero llevado a cabo por Amazon. Aunque quizás el problema no sea tanto de los intérpretes, sino de los personajes que les ha tocado representar.

Es en este apartado donde más dañina resulta la influencia de la ideología woke en The Rings of Power. Encorsetada por la narrativa feminista y la “interseccionalidad”, la serie no consigue que el espectador simpatice con ningún personaje.

Mientras que la obra de Tolkien trataba preocupaciones y anhelos universales y atemporales, en The Rings of Power es inevitable percibir un constante y machacón comentario social contemporáneo.

Galadriel, como todos los personajes femeninos recientes, es una mujer empoderada que resulta odiosa e insufrible. Por supuesto, de pequeña sufrió bullying por parte de los niños varones por ser mujer —¡qué original!—, y de mayor se comporta de forma arrogante. Los guionistas quieren que sepamos que ella es perfecta, pero es frenada por la sociedad élfica heteropatriarcal, cómo no.

Por supuesto, Galadriel es la única capaz entre todos sus compañeros elfos varones, que son unos cobardes. Ella no solo es la más valiente y la mejor luchadora (en una de las pocas escenas de acción derrota ella solita a un troll de hielo al más puro estilo Mary Sue ante la pasividad del resto), sino que también tiene una intuición femenina que le permite ver lo que nadie más ve. ¡Ah!, y sin hacer demasiado spoiler, también es igual de buena nadadora que Lia Thomas.

The Rings of Power es una historia coral, pero con el denominador común de que todos los personajes principales son femeninos y/o “racializados”… y planos. Ninguno tiene nada que aprender y nada que cambiar, es el mundo quien tiene que ajustarse a ellos.

Nori es una niña pelosa empoderada, que nos recuerda que todos los logros de Frodo ya los consiguió una especie de hobbit mujer mucho antes que él. Es blanca, pero hija de una pareja interracial, otra constante en la serie.

El matrimonio de enanos también está formado por un enano blanco y una enana negra. Y la otra historia romántica de estos primeros capítulos también está protagonizada por un elfo sospechosamente parecido a Don Lemon y una humana medio oriental. Medio oriental por ser la actriz de Medio Oriente, ya que la inclusión racial de Amazon en The Rings of Power por ahora no incluye a asiáticos. Suponemos que solucionar la cuestión racial solo puede hacerse a razón de una raza a la vez.

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El actor puertorriqueño Ismael Cruz interpreta a un elfo en The Rings of Power. (EFE de Mario Guzmán)

En la serie, con la “inclusión y la diversidad” pasa como con el product placement. Cada vez que aparece una mujer o una persona “racializada” —y esto sucede prácticamente en cada escena—, la cámara las enfoca descaradamente y por largo rato, como para recordarte que están poniendo su granito de arena para luchar contra el racismo y la misoginia.

El wokeismo en The Rings of Power resulta ridículo, hasta el punto de parecer fan fiction. Aunque en realidad es injusto llamar a esto fan fiction, ya que un verdadero fan de Tolkien hubiera sido más respetuoso con su obra y habría sacado un producto mucho mejor.

Aquí nos enfrentamos al enésimo capítulo de revisionismo cultural de la izquierda, empeñada en la demolición sistemática de todos los activos culturales con valores tradicionales y conservadores. Por suerte, Tolkien esculpió uno de los monolitos más consistentes y sólidos de la cultura, y será difícil de derribar. Al menos no sin resistencia por parte de su legión de seguidores. 

Por supuesto, Amazon puso la venda antes que la herida y lleva meses tratándose de cubrir las espaldas acusando de todo tipo de cosas a los fans de la saga que mostraban su preocupación primero, su pesimismo a medida que se sabían más detalles y su enfado ahora que se han confirmado los temores.

Amazon se suma a la peculiar estrategia que viene empleando Disney de insultar a su público llamándolos tóxicos, machistas, homófobos, racistas y ultraderechistas. Debe ser que Jeff Bezos está nervioso por ver cómo se podrían esfumar los casi $60 millones de presupuesto por capítulo que convierten a The Rings of Power en la serie más cara de la historia, casi el doble que el récord que ostentaba Stranger Things con $30 millones por episodio.

Si la serie finalmente fracasa, sería casi tan grave para Amazon como si se hubiese estrellado la fálica nave espacial que llevó a Bezos al espacio, lo cual, dicho sea de paso, sí hubiera sido un espectáculo con más dramatismo, emoción e interés que The Rings of Power, que solo tiene el poder de aburrir.

Ignacio Manuel García Medina, Business Management teacher. Artist and lecturer specialized in Popular Culture for various platforms. Presenter of the program "Pop Libertario" for the Juan de Mariana Institute. Lives in the Canary Islands, Spain // Ignacio M. García Medina es profesor de Gestión de Empresas. Es miembro del Instituto Juan de Mariana y conferenciante especializado en Cultura Popular e ideas de la Libertad.

Social Networks: @ignaciomgm

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