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Twitter 2021: Por una censura más puntera e innovadora

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Va a finalizar el presente mes de enero de 2021. La Administración Biden cumplirá su primera semana, pudiendo uno vaticinar lo que puede llevarse a cabo, así como dar testimonio de las primeras medidas (restablecimiento de la alianza con la OMS, financiación de abortos en el extranjero, stop al llamado “muro de Trump” inter alia).

El trasvase de usuarios hacia los proveedores alternativos de la Web 2.0 sigue dándose. No, Parler aún no está listo, aunque sí llegó a conseguir una infraestructura donde poder alojar sus servicios (al parecer, la misma de la que se beneficia Gab). Pero Telegram roza ya los 500 millones de teléfonos y Gab ya no tiene centenares de millares de usuarios.

Ahora bien, no parece que aun vayan a rectificar o dar marcha atrás esas Big Tech cuyos “mimitos estatales” son a estas alturas más que evidentes. Más bien, por unas u otras vías, hemos descubierto pretensiones de censura más drásticas, que en su momento pasarían desapercibidas.

El veto a Trump no fue algo aislado, sino un precedente intentado
Pero lo que ha ocurrido es que se ha optado por crear grupos de trabajo selectos (sí, no aleatorios) que permitirán dictaminar qué es legítimo o no, vulnerando igualmente esa libertad de expresión
“El pretexto establecido para esto ha sido un “consenso” (el término suena bien, en verdad). Pero lo que ha ocurrido es que se ha optado por crear grupos de trabajo selectos (sí, no aleatorios) que permitirán dictaminar qué es legítimo o no, vulnerando igualmente esa libertad de expresión”. (EFE)

Más bien, por unas u otras vías, hemos descubierto pretensiones de censura más drásticas, que en su momento pasarían desapercibidas. Podríamos hablar de varias redes sociales pero, para este artículo, vamos a centrarnos en el CEO de Twitter, Jack Dorsey, que ya admitió en su día sus fuertes inclinaciones izquierdistas.

Hace unas semanas salió una luz un clip de Project Veritas a considerar como “confidencia periodística”, por categorizarlo de alguna forma, ya que vino a ser una filtración de unas declaraciones de Dorsey que dejaban claro lo que “se estaba cociendo ya entonces”.

Concretamente, reconocían “estar enfocados” en la cuenta del ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Pero, una vez que acabase la toma de posesión de Biden, continuarían durante varias semanas con estas suspensiones de cuentas. Y sí, dejaron claro que afectarían a numerosas cuentas.

De hecho, en estos días hemos podido ver cómo se ha llegado a “echar más leña al fuego” (perdón por la expresión), suspendiendo la cuenta de representación y promoción de Gab (muy políticamente incorrecta, ya que no dudaba, entre otras cosas, en hacer ensalzamiento cristiano) y la del CEO de MyPillow, por cuestionar la integridad electoral.

Inteligencia Artificial aplicada a la censura

Hay que tener presente que una de las ramas tecnológicas que marcan y marcarán tendencia en los últimos tiempos es la Inteligencia Artificial, que puede ser tanto beneficiosa (en tanto que aumente la productividad económica y o mejore la calidad de vida) como perjudicial (invasión a la privacidad y transhumanismo).

Dentro de la misma figura una subrama que se basa en la toma de decisiones y ejecución de procesos en base a patrones de datos previamente acumulados. Estas inferencias, que ayudan a automatizar bastantes procesos, reemplazando previas tareas de observación humana, responden a lo que conocemos como Machine Learning.

Y sí, el Big Data será muy importante por cuanto los volúmenes de datos que se genera en la red de redes irán en aumento (obviamente, las Big Tech tendrán más información). Pero aquí la cuestión es que el control de la opinión en Twitter no se escapará de estas sofisticadas técnicas.

Prueba de ello es que, en una conferencia de TED impartida en el año 2019, el CEO de Twitter valoraba el empleo del Machine Learning para “mejorar la experiencia en Twitter” pero es que, en respuesta a una pregunta sobre “desinformación electoral”, hablaban de asegurar la “salud conversacional” y de variables como la “temperatura” y el “rubor facial”.

¿Delegando la responsabilidad de censura?

Ya he indicado anteriormente que no parece, para nada, que se vaya a dar marcha atrás en el proyecto de cooperación en la imposición de la llamada “verdad oficial” (sí, favorable a las ideologías revolucionarias en su conjunto, en favor de la izquierda dicho de otra forma).

Ahora bien, sí que es cierto que se ha lanzado el programa Birdwatch, que permitirá delegar en varios usuarios la verificación y footnote review de cada uno de los tuits que se van publicando (pero no, que nadie se espere una implementación de blockchain, porque, en verdad, no tendría sentido).

El pretexto establecido para esto ha sido un “consenso” (el término suena bien, en verdad). Pero lo que ha ocurrido es que se ha optado por crear grupos de trabajo selectos (sí, no aleatorios) que permitirán dictaminar qué es legítimo o no, vulnerando igualmente esa libertad de expresión.

¿Experimentos para la realpolitik?

No es intención mía jugar a rollos conspiranoicos, sino advertir sobre una serie de hechos. En este caso, resulta que se va a aprovechar el potencial evolutivo tecnológico para reforzar la censura del discurso anti-progre en servicios de las grandes corporaciones tecnológicas como Twitter.

Podremos hablar de mecanismos represivos más sofisticados que, a su vez, podrían invadir nuestra privacidad. De hecho, seamos conscientes de que países como China son pioneros en la utilización de la Inteligencia Artificial para monitorizar a la ciudadanía, (y sí, la actual pandemia ha permitido más ensayos en varios “Estados del Bienestar”).

Y es que, ya para finalizar, bajo ningún concepto deben de olvidar que lo que se está ensayando puede asimilarse a conceptos tales como los comités de prensa de la Unión Soviética y los entes ministeriales de la “verdad” o de la propaganda que gustan a estatismos de distinta intensidad (Venezuela, III Reich, Unión Europea, entre otros).


Ángel Manuel García Carmona es Software Engineer – Web Developer.

Ángel Manuel García Carmona

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