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Lecciones de Ucrania para las naciones cautivas

Lecciones de Ucrania, El American

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Ha pasado menos de una semana desde que la Rusia de Vladímir Putin lanzó su brutal ofensiva relámpago para apoderarse de Ucrania. Hay una razón por la que la gloriosa bandera ucraniana sigue ondeando en Kiev y otras ciudades importantes de ese país de héroes. 

La mayoría de los expertos de los medios de comunicación, los gobiernos democráticos, los cómplices socialistas y los académicos tenían pocas esperanzas de que el gobierno soberano de Volodymyr Zelensky sobreviviera horas.

Los números del poder militar, a decir verdad, hacían que apostar por una pronta victoria rusa fuera una apuesta más plausible. Nadie esperaba que esta invasión de David y Goliat hubiera durado tanto. Naciones cautivas como Cuba, Venezuela, Nicaragua, Irán y Bolivia (por nombrar algunas) pueden aprender mucho de la experiencia de resistencia de Ucrania. Aquí hay seis puntos que los luchadores por la libertad de todo el mundo deberían tener en cuenta.

1. El pacifismo y la desobediencia civil tienen severos límites

Dentro de las repúblicas con sistemas de gobierno consensuados, la desobediencia civil es un arma notable para provocar el cambio político. Las elecciones libres y justas también facilitan modos válidos de expresión cívica y activismo de la sociedad civil. En los regímenes tiránicos, especialmente del tipo totalitario, las acciones de desobediencia civil y las protestas pacíficas que no van acompañadas de una conducta beligerante real o potencial, suelen dar pocos resultados de cambio sistémico.

El comunismo soviético cayó, junto con sus satélites europeos de bloque socialista, porque hubo una Guerra Fría que se calentó mucho más cuando la administración de Ronald Reagan abandonó la contención y volvió a una política de Estado para hacer retroceder el socialismo. Los ucranianos están combatiendo al enemigo con armas letales y no con carteles de protesta.  

2. La importancia de la Segunda Enmienda en Estados Unidos

Si alguien duda de la importancia de la noción constitucional americana de “Una milicia bien regulada, siendo necesaria para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y llevar armas”, Ucrania es un severo ejemplo. A los tiranos les gusta una ciudadanía desarmada. Monopolizar las armas solo para los actores políticos en el poder es un gran error. Los esquemas de autogobierno republicano funcionan mejor cuando los gobernantes tienen algo que temer de los gobernados. 

3. Las sanciones funcionan cuando se aplican de forma integral

No crea a los relativistas morales, a los buitres comerciales o a los utópicos de un laissez-faire radical cuando le digan que las sanciones no funcionan. Definitivamente, lo hacen, cuando se aplican de modo coherente e integrada. El fin de Sudáfrica y del apartheid se explica mejor por la minuciosa campaña internacional para aislar al gobierno racista.

El embargo americano al régimen comunista cubano es un ejemplo de una política moral sólida en la que los políticos lo han debilitado a lo largo de los años, negando todo su potencial de éxito. El hecho de que Estados Unidos no haya internacionalizado materialmente las sanciones contra la dictadura marxista de la isla es otra razón por la que no ha tenido el impacto que podría. Lo que el mundo democrático está haciendo al régimen de Putin es un paso en la dirección correcta. Solamente hace falta intensificar la estrategia. 

4. Las políticas de distensión y “reinicio” no funcionan con los tiranos

El expresidente Barack Obama, desde el primer día de su presidencia, hizo de su doctrina del mea culpa, el mantra oficial de la política exterior del Estado americana. Los peores enemigos de Estados Unidos: Irán, Cuba, China, Corea del Norte y Rusia, según la teoría, eran antagónicos debido al complejo de superioridad percibido por Estados Unidos (Obama rechaza el excepcionalismo americano) y su comportamiento “agresivo”. 

Con el régimen de Putin, Obama anunció su “reinicio” en 2009, por medio de la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton, en una ceremonia incómoda y caricaturesca en la que el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, recibió un “botón de reinicio” rojo que representaba la falsa percepción de una mejora de los vínculos.   

Putin disfrutó de una bonanza de consolidación del poder internacional bajo la mirada de Obama. La decisión de 2009 de desechar el programa del escudo antimisil europeo, que estaba en marcha desde 2007, dejó a Europa desprotegida. La declaración de la “línea roja” de Siria, sirvió para engrandecer el activismo imperial ruso con su rescate de la dictadura de Assad, en asociación con Irán en 2012.

La  anexión criminal de Crimea y los  acuerdos  fallidos de Minsk (2014), que pretendían frenar la expansión rusa en las regiones ucranianas de Donetsk y Luhansk, fueron burlados desde el principio. La entrada de Rusia en la Organización Mundial del Comercio en 2011 fue facilitada por el 44.º presidente. Obama encarnó un enfoque de “compromiso” con la tiranía rusa. Fracasó, como todas las políticas de distensión con los regímenes de Rusia, Cuba, China e Irán.  

5. El mito de la inmutabilidad

Los monstruos tienden a construir mitos a su alrededor. Putin, como sus predecesores soviéticos, formuló una falsa imagen de fuerza, competencia e invencibilidad. Políticos como Obama y la alemana Angela Merkel ayudaron a proyectar esta falacia con sus posturas de apostura. Hasta ahora, Ucrania ha demostrado que la Rusia de Putin es un tigre de papel, como Mao bromeó una vez sobre Estados Unidos. Esto no significa que no sea una máquina de matar. 

El hecho de que los ucranianos hayan frustrado con eficacia lo que muchos pensaban que sería un paseo por el parque y hayan conseguido infligir un gran dolor a los rusos en el campo de batalla atestigua que el poder del derecho hace que el poderío y el heroísmo cambien las reglas del juego.

6. Un liderazgo valiente inspira a una ciudadanía valiente

Zelensky es la encarnación del siglo XXI de Winston Churchill. Curiosamente, Putin es un cruce entre Adolf Hitler en su diatriba del Lebensraum y José Stalin en el nacionalismo (“socialismo en un solo país”). El enorme sacrificio que están ejerciendo los ucranianos en la defensa de su patria ha sido estimulado en gran medida por el liderazgo de la nación. La debilidad, la cobardía y la vacilación únicamente invitan a la agresión de sus enemigos. La resistencia y la determinación de Ucrania de ser libre e independiente no dependen de que Putin capture Kiev o no. La lucha heroica continuará. Seguirá una guerra de liberación.

Ucrania ha hecho mucho por elevar el espíritu democrático. Nos ha recordado la necesidad del heroísmo y de las campañas armadas en busca de la libertad. Los matones son depredadores y prosperan con la debilidad y los esfuerzos limitados de defensa. Las naciones cautivas pueden y deben aprender de lo que ocurre en Europa del Este. ¡Gracias, Ucrania! ¡Estamos con vosotros!  

Julio M Shiling, political scientist, writer, director of Patria de Martí and The Cuban American Voice, lecturer and media commentator. A native of Cuba, he currently lives in the United States. Twitter: @JulioMShiling // Julio es politólogo, escritor, director de Patria de Martí y The Cuban American Voice. Conferenciante y comentarista en los medios. Natural de Cuba, vive actualmente en EE UU.

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